Un mar de posibilidades
El Salón Náutico de Barcelona confirma el crecimiento del sector
Cada barco es una obra de arte. Desde el casco, pasando por el montaje de la cabina hasta el desarrollo del interior, fabricado por los propios carpinteros, electricistas e instaladores: aseo, ducha y lavabo con el sistema de desagüe autárquico, el camarote del patrón y el literas, el rincón de sofás transformable en una cama de matrimonio, los armarios y la cajonería. Artesanía hecha a mano. Desde el tradicional llaüt de pino mediterráneo de 10.000 euros, el barco que combina tradiciones antiguas con la más moderna tecnología, hasta la lujosa embarcación de motor más sofisticado del millón de euros. El Salón Náutico de Barcelona acoge desde ayer y hasta el próximo domingo, un amplio escaparate en el que se exponen todas las novedades de la náutica deportiva y de recreo. Es un sector que genera en España un volumen de negocio de 2.000 millones de euros anuales.
No todo es lujo y 'glamour'. Hay barcos para bolsillos a partir de 6.000 euros
El sector náutico español genera un volumen de negocio de 2.000 millones de euros
No hay nada más fascinante para el visitante al recinto ferial de Gran Via, en L'Hospitalet, y a la Muestra Flotante Internacional, que está instalada en el Port Vell y Moll de la Fusta de Barcelona, que admirar estas casas flotantes, cuyos interiores están caracterizados cada vez más por la comodidad. Aunque la inmensa mayoría de visitantes a la exhibición se conformen sólo con ser propietarios de uno de estos barcos.
Pese a todo, existe en los últimos años un crecimiento en el sector. Y este aumento de la demanda se ha producido fundamentalmente a través de los barcos de motor. El nuevo consumidor, que generalmente no es un experto en navegación, prefiere las cosas fáciles. De ahí que este año el salón haya confirmado el boom de las embarcaciones de motor como medio más rápido y fácil para acceder a la náutica. Lo que pretenden estos nuevos navegantes es disfrutar del sol y pasar unas vacaciones diferentes. Valoran más una nevera, una buena cama, un aseo como el de la propia casa, un motor de manejo sencillo que cualquier utensilio sofisticado o jugarse la vida en lo alto de un mástil de un velero. Además, un barco de motor llega antes, si no sufre una avería, y es tan sencillo como conducir un coche y tampoco se requiere tripulación, excepto en los grandes yates.
Las nuevas tendencias en cuanto a eslora se dirigen a aumentar el tamaño de las embarcaciones. Gran cantidad de astilleros construyen barcos cada vez más grandes para dar respuesta a las demandas del mercado. Así, la empresa española Rodman presenta en el salón barcelonés la nueva gama, denominada Rodman Muse, un yate de 16,25 metros impulsado por un potente motor Volvo Penta cuya potencia es de 715 caballos.
"Este barco es un palacio de lujo flotante", advierte Juan Fernández, director de mercadotecnia de Rodman, cuyos astilleros están ubicados en la ría de Vigo. "¿A quién va dirigido este producto? Evidentemente a un tipo de cliente con un poder adquisitivo muy alto como empresarios y ejecutivos", confiesa. "Y también otros clientes como, por ejemplo, el futbolista italiano Paolo Maldini o el ex piloto de fórmula 1 Juan Pablo Montoya, que poseen un barco de estas características".
Una mirada por el interior del barco confirma el precio al alcance de una minoría: 890.000 euros. "Este tipo de barcos se fabrica de manera artesana, al gusto del cliente. Es como comprarse un Ferrari o un Rolls Royce, dos coches que se fabrican a medida. No fabricamos 100.000 unidades en serie", puntualiza Fernández. Este tipo de prototipos de barcos son el ejemplo del negocio al alza de la náutica española para competir con garantías con las marcas inglesas e italianas.
No todo es lujo y glamour. También hay embarcaciones para bolsillos de 6.000 euros. A partir de este precio se encuentran en el marcado infinidad de modelos de pequeñas motoras con cabina que reúnen velocidad y habitabilidad. Su eslora, que no supera los cinco metros, permite transportarla en un remolque.
Pese a toda esta elitista tecnología flotante, el visitante también puede encontrar las tradicionales embarcaciones de pescadores reconvertidas, en los últimos años, en barcos de recreo, como el llaüt o los barcos de vela latina. "Es un barco que navega muy bien con un coste muy bajo en el mantenimiento", recalca Just Saura, propietario de los astilleros Capeador de Mahón. Saura define muy gráficamente el usuario de estipo de barcos: "El usuario del llaüt es una persona tranquila, como el de la vela. No pone tiempo al taller cuando tiene que arreglar una avería. En cambio, el de la lancha rápida lo exige al momento". Los precios de los llaüts oscilan entre los 10.000 euros y los 200.000.
En la vela continúan las dos opciones clásicas. La ligera, para iniciarse en el conocimiento de la navegación y los grandes veleros con doble mástil, monocasco y catamaranes, ubicados todos ellos en el Port Vell. El evento náutico también ha incrementado este año el espacio dedicado al diseño de embarcaciones y a la presencia de proyectos novedosos. En este contexto, destaca la segunda edición de los premios SNB-MDY a la Innovación Tecnológica y Diseño de Yates.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.