Puntualizaciones de Peces-Barba
He leído la carta del profesor Alfaro en el periódico de su digna dirección y me veo obligado a hacer algunas breves puntualizaciones:
1. La carta que critiqué con mesura, respeto y consideración no se refería a Ciencias Sociales ni a Derecho, y parece que ilustrarla con una foto de la Universidad Carlos III de Madrid era, cuando menos, imprudente, aunque lo es más vincular ese artículo, como hace el profesor Alfaro, con materias como las jurídicas, para llegar sin lógica secuencial a descalificar indiscriminadamente a todos los profesores de Derecho de la Universidad Carlos III.
Afirmo que la inmensa mayoría de los catedráticos, titulares y restantes profesores son valiosos, competentes y dedicados. La imprudencia de la crítica se acrecienta cuando se hace desde la dedicación a tiempo parcial y el ejercicio privado de la profesión.
2. Es ligero y poco responsable hacer acusaciones genéricas sobre endogamia y enchufe sin recordar que el propio profesor Alfaro, que quería a toda costa venir a Madrid, lo intentó en la Carlos III al margen de los procedimientos regulares.
3. Hace un elogio de las escuelas de negocios, que son privadas y que preparan a titulados para el empleo con éxito y con competencia, pero donde no existe investigación, que es una de las principales funciones de la Universidad, en la que se han producido importantes progresos en los últimos 25 años. Está fuera de lugar comparar, por consiguiente, a esas escuelas con los departamentos universitarios de Economía y de Empresa. Para el conocimiento del profesor Alfaro, los de la Universidad Carlos III de Madrid tienen una excelente consideración, y el primero es el noveno de Europa, mientras que el de Economía de la Empresa tiene enseñanzas de calidad y excelencia, y ambos las mejores relaciones con los centros universitarios de referencia europeos y americanos. Además, los profesores de ambos departamentos están, como ya he dicho, en dedicación a tiempo completo, como los restantes de la Universidad, con un número muy elevado, igual que los de Derecho, de sexenios de investigación.
4. Finalmente, generaliza que los rectores somos mediocres, lo cual es otra imprudencia. Conozco al profesor Alfaro y sé que es competente e ilustrado. Me extraña, por eso, la falta de matices de su apreciación. Acepto que somos mediocres porque permanecemos en dedicación exclusiva, lo que él no hace, y no confundimos valor y precio.
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