Obras bajo mínimos

Arjona es un dinámico municipio de la Campiña jiennense que en los últimos años había encontrado en la construcción y el sector servicios un excelente complemento al monocultivo del olivar. Sin embargo, todo cambió desde que en agosto del año pasado el Ayuntamiento aprobó inicialmente en pleno el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Desde entonces, el Consistorio no concede ninguna licencia de obras en toda la franja donde se prevé habilitar 400.000 metros cuadrados de suelo residencial. Lo que entonces parecía una medida de impacto pasajero, ha acabado por sacudir los cimientos de la economía local, pues se da la circunstancia de que la mayor parte de las construcciones y promociones inmobiliarias previstas por los empresarios locales están dentro de la zona restringida. Hoy Arjona (5.700 habitantes) es un pueblo sin apenas obras (sólo se aprecian algunas de pequeño calado en viviendas familiares), y eso lo notan también otros sectores económicos de la localidad.

"El pueblo está frenado, la situación es crítica", asegura Francisco Ruiz, uno de los promotores de la asociación de empresarios que está en proceso de gestación. Se estima que hay en torno a 300 viviendas proyectadas y paralizadas y unos 600 empleos en vilo por este motivo. La mayoría de la veintena de empresas constructoras no han tenido más remedio que buscar trabajo en otros pueblos de la provincia. Pero ahí no queda todo: el parón en la construcción provoca un efecto dominó que arrastra al resto de sectores (carpinteros, fontaneros, electricistas y también en la hostelería), un panorama tan sombrío que sólo puede paliar las perspectivas de buena cosecha en la próxima campaña aceitunera.

La alcaldesa del municipio, la socialista Carmen Álvarez, admite que la revisión del PGOU "ha ralentizado las obras", pero augura una pronta solución ante la "inminente" aprobación provisional del plan urbano, penúltimo paso antes de que Obras Públicas le dé luz verde a la revisión y adaptación a la nueva legislación urbanística andaluza. No obstante, Álvarez elude que toda la responsabilidad recaiga sobre el Ayuntamiento: "Hay un plan parcial para construir 200 viviendas que no está afectado por la revisión del planeamiento y que está pendiente de que los promotores presenten el proyecto de ejecución".

Por si fuera poco, la Consejería de Cultura obliga a los promotores a realizar estudios arqueológicos previos en todo el casco antiguo, lo que, además de encarecer las viviendas, alarga en exceso los trámites para obtener la licencia de obras. "Las exigencias de Cultura son demasiado severas", se queja Francisco Ruiz. También la alcaldesa reconoce que si antes la licencia se obtenía en apenas un mes ahora el proceso "se ralentiza mucho más".

La inactividad constructora en el municipio llevó a los empresarios hace unas semanas a amagar con huelgas y movilizaciones, aunque finalmente parecen haberse acercado las posturas entre los afectados y el Ayuntamiento. La prueba es la próxima constitución de una asociación de empresarios que cuenta con el apoyo municipal. Con todo, el Consistorio intenta desdramatizar la situación. El concejal de Urbanismo, Juan Herrera, asegura que desde el año pasado se han concedido 40 licencias de obra, eso sí en zonas no sujetas al nuevo planeamiento urbanístico.

El nuevo PGOU de Arjona prevé destinar más de 400.000 metros cuadrados de nuevo suelo residencial en la carretera de Andújar, y otros 70.000 metros cuadrados de suelo terciario (para instalación de industrias no contaminantes). La edificabilidad que se prevé en la nueva zona de expansión es de 35 viviendas por hectárea, y el Ayuntamiento cree que se superarán las 1.000 nuevas viviendas, entre públicas y privadas, en el horizonte del nuevo plan urbano, que se extenderá a la próxima década.