El vigilante que disparó a la mujer tenía antecedentes por hurto
"He sido yo. Me he encontrado a esta mujer en un vagón del tren. La he sacado hacia fuera a la fuerza porque ha venido hacia mí. La he engrilletado pero se me ha escapado. Se ha abalanzado hacía mí otra vez y, primero, la he intentado sujetar, pero como no he podido controlarla y me estaba agrediendo, no me ha quedado más remedio que dispararla en una pierna". Ése fue el somero relato que hizo el vigilante de seguridad de la empresa VINSA, Juan N. G., de 43 años, a los agentes de la comisaría de Móstoles que llegaron primero tras el tiroteo a la inmigrante Ana Lourdes da Silva, de 40 años. Juan N. G. tenía, desde 2004, antecedentes policiales por hurto.
Los agentes le apreciaron al vigilante tras el incidente con la mujer marcas en la cara, pequeñas señales como consecuencia de algún arañazo, tanto en el rostro como en las manos. Según los policías, pudo deberse a un forcejeo con su víctima. El propio agente les entregó el revólver, marca Astra 960 del calibre 38 especial. El tambor estaba vacío.
Según fuentes del caso, también les dio seis cartuchos: cinco estaban intactos y el sexto percutido. Al vigilante le incautaron, además, una navaja de siete centímetros de hoja de sierra con las cachas grisáceas y unos puños americanos, según fuentes policiales.
Cuando llegaron los policías, la mujer estaba tendida en el suelo, en el foso 8 de las cocheras que tiene Renfe en la estación de Móstoles-El Soto. Presentaba un orificio de entrada y otro de salida de carácter muy superficial en la pierna izquierda y otro impacto en la pierna derecha, a la altura de la rodilla. Una portavoz del hospital General de Móstoles, donde se encuentra ingresada, explicó que evoluciona de manera favorable de las heridas. Los médicos que la atienden han prohibido que reciba visitas y la han incomunicado.
Juan N. G. quedó en libertad tras prestar declaración ante el juez de guardia de Móstoles. Tiene obligación de comparecer una vez al mes. Según fuentes del caso, el vigilante fue detenido en Getafe el 20 de febrero de 2004, acusado de un delito de hurto. Ayer también declinó hacer declaraciones a este periódico sobre lo sucedido la noche del pasado martes.
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