El 'padrino' de la mafia de Córcega muere despeñado en un barranco
Jean-Baptiste Colonna fallece al salirse su vehículo de una vía
Jean-Baptiste Jérôme Colonna, también conocido como Jean-Jé, condenado en 1978 por su relación con la llamada French Connection, la mítica organización mafiosa que desde Marsella, en la década de los sesenta, introducía heroína en Nueva York, murió ayer a los 67 años en un accidente de automóvil en su Córcega natal. Las autoridades francesas le consideraban "el único auténtico padrino de Córcega".
Pese a reconocer que había matado a una serie de personas para vengar la muerte de su padre, Colonna siempre negó que formara parte de la Mafia.
Colonna conducía por una carretera cerca de la localidad de Porto Pollo, en la Serra di Ferro, al sur de la isla, cuando a la entrada de un puente su vehículo se salió de la ruta y cayó por el barranco. Varios automovilistas se detuvieron y lograron sacarle del coche. Una ambulancia llegó rápidamente pero el médico sólo pudo certificar que Colonna había muerto por un paro cardiaco, aunque sin poder precisar si había fallecido antes del accidente o como consecuencia del mismo. El juez ha ordenado que se le practique la autopsia.
Colonna fue condenado a 17 años de cárcel en 1978 por tráfico de drogas, acusado de formar parte de la French Connection. Pero no llegó a entrar en prisión. Apeló varias veces la sentencia y aprovechó la lentitud del proceso legal y que se encontraba en libertad para escapar a Latinoamérica, donde permaneció escondido, hasta que en 1985 los hechos delictivos de los que se le acusaba prescribieron.
Ya de vuelta a Córcega, junto a su esposa Arlette, mantuvo un modo de vida discreto dentro de lo posible, ya que se dedicó a negocios de hostelería y también al juego. Pero la policía le tenía vigilado y acabó siendo procesado por un caso de empleos falsos. El informe parlamentario elaborado por una comisión presidida por el socialista Jean Glavany, sobre la utilización de fondos públicos en Córcega, calificaba a Colonna de "el único auténtico padrino" de la isla.
Colonna fue condenado a tres años de cárcel, pero sólo cumplió tres meses y el resto quedó en suspenso tras el recurso que presentó ante el Tribunal Supremo francés. Pese a su notoriedad pública, Colonna era un personaje del que la opinión pública sabía muy poco. Era discreto y parco en el hablar.
Sus contactos con los medios criminales, explicaba, los estableció con la sola y única intención de vengar la muerte de su padre, asesinado en 1955. Y para confirmarlo explicaba con pelos y señales cómo había ido siguiendo la pista de todos los que habían participado en el asesinato de su padre y cómo los había ido eliminando metódicamente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.