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Elecciones autonómicas en Cataluña

El PSC, dispuesto a reeditar el Gobierno de izquierdas pese a bajar cinco escaños

Montilla hace autocrítica por el descenso y tacha de "rotundo fracaso" los resultados de CiU

El candidato del PSC, José Montilla, afirmó anoche que está dispuesto a "trabajar desde ahora por la formación de un Gobierno sólido catalanista y de progreso". Apareció en público pasadas las diez de la noche, ante unos 200 militantes que lo recibieron al grito de "presidente, presidente". No mencionó el tripartito, pero felicitó efusivamente a Iniciativa per Catalunya y también a ERC. Montilla recordó que el actual Gobierno catalán, formado exclusivamente por PSC e ICV desde la salida de los independentistas de ERC, tuvo ayer "más apoyo que el primer partido de la oposición".

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El candidato del Partit dels Socialistes calificó los resultados electorales de CiU como un "rotundo fracaso" al plantear estos comicios autonómicos como "un referéndum contra el Gobierno catalanista y de izquierdas".

En su discurso hubo algo de autocrítica. En primer lugar, por la elevada abstención, "algo que tendremos que analizar", dijo. Y en segundo lugar por el descenso del PSC, que achacó a la "falta de tiempo para dar a conocer el nuevo candidato". Tampoco Montilla aludió al hecho que esta vez, a diferencia de los dos anteriores comicios, Convergència i Unió ha ganado las elecciones en votos y en escaños, no sólo en número de diputados.

Todo ello no impidió que Montilla compareciera sonriente y acompañado por un presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que se mostró mucho más serio que de costumbre. Completaba la fotografía de familia los consejeros socialistas del Gobierno catalán y otros dirigentes del Partit dels Socialistes.

Poco después de las ocho de la tarde, apenas 10 minutos después del cierre de urnas, el portavoz del Partit dels Socialistes, Miquel Iceta, ya dio por "fracasado" el "plebiscito" de Convergència i Unió al Gobierno progresista y, como Montilla, también felicitó a los que fueron sus socios en el tripartito -Esquerra Republicana de Catalunya e Iniciativa- y mostró la disposición de los socialistas a encabezar un "Gobierno progresista y sólido". Desde el principio, un PSC debilitado y con cinco escaños menos que en 2003 se decantó por la reedición del tripartito junto a una reforzada ICV y una Esquerra Republicana que también pierde algo de fuelle y dos diputados.

La rápida reacción de los socialistas en su disposición a formar un nuevo Gobierno tripartito de izquierdas no es casualidad. En el año 2003, con unos primeros resultados más positivos que los de ayer para el PSC, los socialistas cometieron lo que luego se demostró un error: darse por vencidos antes de hora presentándose con una imagen de perdedor la noche electoral. Por este motivo, los escasos militantes socialistas reunidos en la sede del partido a primera hora de la noche de ayer intentaron exhibir cierta alegría, pese a que sus resultados no eran lo positivos que esperaban.

En su primera intervención tras el cierre de las urnas, en la que no se admitieron preguntas, Miquel Iceta felicitó a "los amigos de Iniciativa per Catalunya" y a los "compañeros de Esquerra", que ya las primeras encuestas a pie de urna les estimaban resultados positivos. Dicho esto, Iceta abogó por la creación de un Gobierno "progresista" para permitir el "desarrollo del Estatuto".

La incertidumbre por el reparto final de escaños tuvo en vilo a los socialistas durante varias horas. En algunos momentos, al inicio del escrutinio, PSC Y CiU tuvieron un virtual empate en escaños. Pero la alegría duró poco en la calle de Nicaragua. Con el cien por cien de los votos escrutados, los 37 escaños llevaron la desilusión a los militantes reunidos en la sede electoral. "Es un desastre", afirmó una mujer ante los monitores de televisión. Y otro, en un pequeño corrillo, comentó: "Mucha diferencia respecto a CiU".

Y es que lo que algunos analistas denominaron efecto Montilla, la movilización del electorado socialista del área metropolitana de Barcelona, no funcionó. Comarcas como la del Baix Llobregat, donde el candidato del PSC fue alcalde de Cornellà durante 18 años, tuvieron también una alta abstención.

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