El metro circula contra el usuario
El transporte público es una fuente de quejas. Renfe lo ha sido por las continuas averías sufridas en el último mes, pero la mayoría de los usuarios son gente comprensiva que entiende las situaciones excepcionales. Les cuesta más comprender una normalidad irregular, los fallos un día sí y ese mismo día también, varias veces. Por ejemplo, en el metro. A. C. ha anotado una serie de averías: "Remito una relación de las interrupciones del metro en los últimos días. No tengo un grupo de personas haciendo un trabajo de campo. En el 80% de los casos las incidencias las he sufrido yo, el resto lo ha anotado una compañera de trabajo sufridora como yo de la línea 5". El lector se queja de "intervalos superior a cinco minutos en hora punta, vagones a media luz, paradas en medio del túnel, esperas de los trenes de dos y tres minutos en cada estación". Y todo ello le lleva a concluir que el metro da "un mal servicio" que aguantan "estoicamente" los usuarios. Termina con una consideración casi de carácter profético: "Si intenta contrastar los datos con TMB [la empresa municipal de la que dependen, entre otros, los servicios de metro y autobús], seguro que sólo reconocerán la mitad de las incidencias, porque para ellos el retraso ya se ha hecho habitual".
Versión de la empresa
El martes 26 de septiembre a las 7.45 horas el tren se quedó parado en Horta. La causa, explica la empresa, fue la avería de un tren en Sagrada Família. El lunes 2 de octubre a las 19.30 se produjo una avería debida a motivos ajenos al metro, pero cuando se repuso el servicio se estropeó un tren en Vilapicina. La empresa reconoce una parada entre las 19.25 y las 20.14, pero no la avería posterior. Al día siguiente, 3 de octubre, la línea estuvo parada un buen rato por la mañana entre las estaciones de Horta y Diagonal. TMB acepta que hubo una parada parcial del servicio entre las 7.58 horas y las 8.23 a causa, dice, de una "atención médica en la estación de Entença". El martes 17 la línea permaneció parada durante unos 10 minutos y, en efecto, TMB reconoce que estuvo parada entre las 7.50 horas y las 8.01 horas por "problemas en un tren".
En la línea 4, la parada se produjo el día 24 de septiembre a las 18.30. La empresa la atribuye a que alguien entró en las vías entre las estaciones de Joanic y Alfons X. No hubo servicio entre las 20.14 y las 20.54. Sobre otras cinco paradas sufridas por el remitente o su compañera de trabajo, la compañía del metro no tiene constancia alguna. De modo que los usuarios que percibieron las irregularidades lo soñaron.
No es la única queja sobre el metro. Hay quien señala la suciedad, "especialmente los sábados y domingos por la mañana", indica P. M. El pasado viernes, la línea 3 estuvo parada durante más de 20 minutos, escribe N. P., sin que los letreros luminosos que indican el tiempo de espera hicieran otra cosa que cambiar de hora y sin que la megafonía informara de nada.
En los últimos años, el metro ha recibido mejor atención de los inversores (las administraciones públicas) que en el pasado, sin que apenas se traduzca en el servicio. Los metros son mejores y más modernos, pero se ensucian igual sin que se limpien lo suficiente; las estaciones empiezan a ser adaptadas a personas con movilidad reducida, pero siguen siendo un vertedero de latas y papeles. Y, sobre todo, la puntualidad empeora a ojos vista sin que se dé al ciudadano información sobre incidentes que quizá sean comprensibles. Tal vez las cosas no tengan que ver tanto con los medios como con su gestión. El consejero delegado se llama Costantí Serrallonga y depende directamente del primer teniente de alcalde de Barcelona, Xavier Casas.
Para plantear quejas en esta sección pueden dirigirse a catalunya@elpais.es, a la atención de Francesc Arroyo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.