Cuidado con la euforia
Tiene razones Javier Arenas para estar más que contento. Su euforia es plena después de comprobar cómo ha conseguido suprimir el peso histórico que recaía sobre las espaldas del centro derecha andaluz tras el 28-F. El acuerdo alcanzado en torno a la reforma del actual estatuto, tragando con lo de la "realidad nacional", enseñanza laica o el reconocimiento a una muerte digna, le da alas al rehabilitarles ante los andaluces. Por primera vez no se quedan fuera del escenario y ahora se consideran que están en condiciones, incluso, de disputar de tú a tú a los socialistas el control de la Junta en las próximas elecciones autonómicas, cosa impensable hace apenas un mes.
Su alegría y satisfacción le hace pensar en que va a ganar estos comicios y, de paso, se encarga de rebajar ante los suyos la carga simbólica de lo de "realidad nacional". La inscriben en una mera referencia histórica, a pesar de que una simple lectura del texto le lleve la contraria dado que se engarzan, claramente, estos términos al anterior proceso autonómico, el del 28F, y a la Constitución, tal y como lo precisa el padre espiritual de la criatura, Manuel Clavero.
Sin embargo, hay que entender que Arenas sea el primer interesado en amortiguar y tratar de descafeinar al máximo ese renuncio que le está suponiendo más de un quebradero de cabeza con los suyos. Pero una cosa es que saque pecho, orgulloso de lo conseguido, y otra que se apropie descaradamente, como lo está haciendo él, del texto salido de la Comisión Constitucional del Congreso. Puede deberse a su natural y característica personalidad expansiva, propiciado, todo ello, por la línea moderada y discreta que han seguido, en cambio, en el PSOE, con un Manuel Chaves que se apresuraba, nada más lograrse al acuerdo, a afirmar que "no había habido ni vencedores ni vencidos".
Blas Infante
Pero ha tenido que ser, de nuevo IU quien ponga las cosas en su sitio. La portavoz parlamentaria, Concha Caballero precisa que el PP se ha sumado a última hora y mal y que el paso dado in extremis ha puesto de manifiesto la falta de coherencia de dicha fuerza política. Recuerda la dirigente, con razón, que si hubiese sido por el PP, "ahora no estaríamos hablando de la reforma del Estatuto de Andalucía". Pero a Arenas estas invectivas ni le rozan y de seguir así las cosas, a poco que nos descuidemos, es capaz de presentarse ante los andaluces como "el Blas Infante del siglo XXI".
Los socialistas parece que optan, por tanto, por mantener un perfil bajo a la espera de la aprobación de dicha reforma estatutaria por parte del pleno de la Cámara Baja, tal y como sucederá esta semana. Mientras tanto, bien harían en poner en marcha la maquinaría favor del sí de cara a la referéndum del 25-F dado el escaso entusiasmo que suscita esta cita en los sectores más conservadores de la comunidad a los que el posicionamiento de Arenas a favor de dicha reforma no les va a motivar lo suficiente. Hablan, abiertamente, de no acudir a las urnas en una actitud abstencionista que, de momento, no tiene padrino alguno.
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