Institutos y educación
Yo también soy docente y me he sobrecogido al leer la carta al director de Cosme Horno, profesor de instituto (EL PAÍS, 26 de octubre de 2006). Entiendo y comparto sus angustias y pesares. Hemos sufrido muchos cambios en relación a la educación en los colegios, pero la situación, con unos indicadores testarudos, no mejora. Y, desde luego, el respeto a los demás y la actitud personal en el aula marcan, en muchos casos, niveles críticos. Al margen de más oportunismos políticos, se impone una discusión seria y soluciones efectivas y directas. En una primera aproximación propongo que se estudien las siguientes medidas para atajar la indisciplina y la dejación absoluta de responsabilidades del estudiante, siempre de acuerdo con la edad:
- Implicación directa de los padres en el problema de manera que se ocupen, de forma compartida con los docentes, de las culpas y obligaciones.
- Creación de lugares de encuentro, como campamentos de verano, para que los alumnos disfruten de, y se motiven con, la ciencia y la cultura. Propósito que intentamos promover desde Galicia bajo la idea de que disfrutar conociendo es el mejor andamio para la personalidad futura.
- Por último, y muy importante, implantar sesiones de "reinserción social". De la misma forma, aunque con obvios matices de diferencia, que se castiga a los adultos que han cometido faltas contra la sociedad a realizar trabajos alternativos, los muchachos podrían realizar tareas de ayuda convenientemente tutelados, como corrección a sus problemas de comportamiento escolar. Es una manera de castigar pero permitiendo que la atención que tanto demandan en muchos casos, se centre sobre los infractores. Antes de poner el grito en el cielo sobre la propuesta, por favor, piénsenla un momento.
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