Cara o cruz

La situación que hoy vivirán Rossi y Hayden en MotoGP y Lorenzo y Dovizioso en 250cc no es nueva. Ni mucho menos. Hasta en 12 ocasiones en la categoría reina y otras 11 en la del cuarto de litro se ha decidido el título en la última carrera. Y sólo en cuatro de las 23 veces el piloto que iba el segundo consiguió remontar y ser el campeón. Las estadísticas sonríen, pues, a Rossi y Lorenzo. Pero hay excepciones. En 1966, Giacomo Agostini le arrebató el título a Mike Hailwood en la última carrera de 500cc, y Wayne Rainey le dio la vuelta a la clasificación ante Mick Doohan en el cierre de la temporada de 1992. En 250cc, John Kocinsky desterró a Carlos Cardús (1990) y Tetsuya Harada le arrebató el liderazgo a Loris Capirossi (1993) en el Jarama también en el epílogo del Mundial. Hailwood, Cardús y Capirossi perdieron sus títulos por problemas mecánicos en la cita final y Doohan acusó una lesión que incluso le impedía andar.

La situación es novedosa para los cuatro pilotos que hoy se juegan el Mundial. Nunca Rossi, Hayden, Lorenzo ni Dovizioso se habían jugado el campeonato en la última carrera. En cada uno de sus siete títulos mundiales, Il Dottore cerró su triunfo final antes de la última cita.

Otros pilotos, sin embargo, se acostumbraron a vivir en el alambre más de una vez. Kenny Roberts ganó el Mundial de 500cc en el cierre del torneo en tres años consecutivos (1978, 1979 y 1980) y con tres víctimas diferentes (Sheene, Ferrari y Mamola). Lo mismo consiguió Max Biaggi en la categoría de 250cc (1994, 1996 y 1997) ante Okada, Waldmann y Harada. Agostini, en 1967, consiguió el más difícil todavía al finalizar el Mundial empatado a 46 puntos con Hailwood, al que superó al sumar más segundos puestos.

Cheste decide hoy los dos premios mayores en la última carrera, una situación que sólo tiene un antecedente histórico: 1978. Más emoción, imposible.