Momento crucial para el futuro del Sáhara
El próximo día 31, el Consejo de Seguridad tiene que aprobar una nueva resolución referente al conflicto del Sáhara Occidental. El nuevo secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, hereda de su antecesor, entre otros, el dossier del Sáhara. Antes de él, Kofi Annan, Butros Gali o Pérez de Cuéllar, no han sabido, podido o querido aplicar los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas y concluir con el último vestigio colonial en África.
A nadie le cabe ninguna duda de que la legalidad internacional reconoce y garantiza el derecho a la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental para decidir libre y democráticamente su futuro. ¿Qué poderosas razones impiden aplicar por las Naciones Unidas la legalidad vigente en el Sáhara Occidental, que ha sido reafirmada en todos sus pronunciamientos?Después de 16 años de confrontación armada, de 15 años de arduas negociaciones políticas para buscar una solución justa y pacífica, aceptada por las dos partes y que fuera objeto de consenso internacional, ahora algunos pretenden hacer borrón y cuenta nueva y que el pueblo saharaui vuelva a desandar el camino recorrido en estos años.
Atravesamos un momento crucial, y ha llegado la hora de hablar claro: o se está con el que invadió un territorio y no quiere que se ponga en duda la legalidad de dicha ocupación, o se está con el pueblo saharaui y su derecho a la autodeterminación. El verdadero responsable de la grave situación actual, que no es otro que el inmovilismo de Marruecos, que ha decidido, de manera unilateral y desafiando todas las resoluciones y compromisos internacionales, intentar imponer "su solución", que consiste en el hecho consumado e irreversible de la ocupación ilegal del territorio, en el marco de una solución... "autonómica dentro de la soberanía marroquí sobre su incuestionable integridad territorial"...
La Unión Europea, y España en particular, se equivocarían si no pusieran todos los medios necesarios para influir en la posición marroquí y evitar el retorno a una solución similar a la de 1975. Sería una auténtica burla a la legalidad, a los esfuerzos desplegados por la Comunidad internacional y a los sentimientos de millones de ciudadanos de todo el mundo que desean ver resuelto el conflicto de acuerdo con la legitimidad y la soberanía del derecho internacional.
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