Los republicanos intentan dar un vuelco a los sondeos
El Partido Demócrata es el preferido por los votantes que se declaran independientes
¿Qué esperanza hay para los republicanos en las legislativas del 7 de noviembre? Ninguna, si las expectativas que existen se cumplen..., salvo que la euforia demócrata y los pronósticos de huracán sirvan de banderillas de fuego a una base electoral ahora apática y desanimada. Hay sondeos que aseguran que está empezando a pasar. Pero también hay otras encuestas que señalan que los que se identifican como independientes se inclinan hacia los candidatos demócratas en proporción doble a la de los que simpatizan con los republicanos.
¿Quiénes son los independientes en el electorado norteamericano? Teóricamente, el 35% se declara así, pero sólo el 22% está registrado como tal, por distintas razones: para no declarar su preferencia, para poder votar en cualquier primaria abierta, porque pertenecen a pequeños partidos y la etiqueta de independiente tiene más prestigio... A la hora de la verdad, los que se identifican así quieren decir que no son partidistas a muerte, que pueden cambiar su voto de una elección a otra. Esa proporción, difícil de cuantificar, es muy perseguida en un clima electoral fuertemente polarizado.
Según el sondeo de The Washington Post y la televisión ABC, el 59% de los votantes que se dicen independientes estarían dispuestos a votar a los demócratas, mientras que sólo el 31% tiene pensado apoyar a los republicanos. ¿Qué es lo que les empuja? La guerra, como a buena parte del país, y el miserable índice de apoyo de George W. Bush, del 37%. Pero hay que mirar con cautela: el castigo al poder -sea el Capitolio, sea la Casa Blanca- está claro, pero sólo el 45% piensa que sería bueno para el país que los demócratas recuperaran el control de la Cámara de Representantes; el 10% opina lo contrario, y al resto le da igual.
¿Están los republicanos a tiempo de convencer a esa masa? Gary Langer, que analiza encuestas para la ABC, cree que no: "Cuando no quedan más que dos semanas, las elecciones han adquirido la forma de un referéndum sobre Irak, una guerra en la que Bush y su partido han perdido no sólo el centro político, sino porciones significativas de su base".
Sondeos extraños
Para el analista Dick Morris, sin embargo, esta foto no es fija: "La base republicana, enfadada por el escándalo [del congresista Mark] Foley y por el mal rendimiento del Capitolio, puede estar rectificando al reflexionar sobre las consecuencias de una victoria demócrata: puede pensar que se anularán la Ley Patriótica y las escuchas, y puede decidir que no va a castigar al país por los pecados de los líderes republicanos". Morris, que trabajó para Clinton tras el desastre legislativo demócrata de 1994, dice que los sondeos "indican algo muy extraño" y que no hay que descartar que los demócratas, aún ganando, "se queden cortos en su objetivo de controlar las Cámaras".
Eso es lo que predijo el ex alcalde demócrata de Nueva York, Ed Koch, que apoyó a Bush en 2004: "Creo que los republicanos seguirán mandando en las dos Cámaras, porque sus bases evangélicas y cristianas están más comprometida que las bases demócratas". Según un sondeo de la MSNBC, los candidatos republicanos al Senado por Virginia y Tennessee han recuperado posiciones; sin estos dos escaños y aunque los demócratas ganen en otros siete Estados, no podrán controlar el Senado.
En las filas republicanas, casi los únicos que no han caído en el pánico son el presidente y su cerebro político, Karl Rove. Bush, que se multiplica en esta última fase -aunque muchos republicanos evitan su compañía-, dijo ayer en Florida: "Si los pronósticos políticos demócratas son tan fiables como sus predicciones sobre la economía, el 7 de noviembre será un buen día para los republicanos".
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