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En la larga noche de la última dictadura, y las dictaduras por estos pagos fueron demasiadas en el pasado, los férreos resortes para controlar a la ciudadanía estaban más en manos de la censura que de la policía política, los de la social según la terminología de los tímidos opositores de entonces. Eso posiblemente lo ignoran nuestros retoños que no alcanzan la treintena, como desconocen que la censura prohibía la difusión de imágenes femeninas, cuya vestimenta insinuara el canalillo de los órganos sexuales secundarios del género, o tachara de un plumazo el beso que el diestro Manolete depositara en la mejilla de su novia poco antes de que un astado acabara con su vida. Ridículo. Pero en el ámbito de la política y social, de la crítica o la libertad de expresión, la censura era una losa de plomo, silencio y ocultación. Ahora y aquí, la libertad de expresión, la información veraz y la crítica para el control de los poderes públicos, vienen a ser sinónimos de democracia. Merced a esos tres elementos básicos - libertad de expresión, información y crítica- en algunos países con algunas décadas de democracia más que el nuestro, debe dimitir una ministra de comercio de un gobierno de centroderecha porque los medios de comunicación informaron de que había pagado con dinero negro a las muchachas que durante algunos años le cuidaron a sus hijos, y de otras zarandajas por el estilo y relacionadas con el fisco. Aunque eso fue en la nórdica Suecia y según un reciente despacho de la agencia Efe. Porque aquí los medios informan sobre irregularidades con el fisco del provincial y provincianista presidente de la Diputación de Castellón o del posible lodo en la relaciones del mismo con una determinada clase empresarial, y no pasa nada. Ni se dimite como la política de derechas sueca ni como el ministro socialdemócrata alemán de correos que se despidió cuando le descubrieron una carta de recomendación a un sobrino o primo, que para el caso tanto da. Lo nuestro y lamentable y que evoca tiempos pretéritos, es el prietas las filas, recias marciales, nuestro partido va cara al mañana electoral, un mañana de campos de golf y prometidos macro trasvases de agua. No otra interpretación tienen en nuestra democrática Europa el "respaldo total, absoluto e inequívoco", según Victor Campos, de la militancia de su partido al líder provincial citado; no otra lectura tienen las palabras del vicepresidente del gobierno autónomo valenciano cuando indica refiriéndose a su líder -¿natural?- "que si tiene alguna ambición en algún puesto, el comité electoral (de su partido, claro) la atenderá con gusto". Y es que, por las comarcas norteñas valencianas, es harto difícil con esos mimbres tener la sensación de vivir en Suecia e imaginar que al frente de un organismo provincial hay una política de centroderecha llamada María Borelius, que contrata irregularmente a las canguros de sus hijos.
Lo que si podemos imaginar, porque es real y lo hemos visto por desgracia, son los weblog, los cuadernos bitácora con el registro de sucesos, opiniones o desfachateces del Ayuntamiento de la capital de La Plana: la antítesis de la libertad de expresión, la información veraz o la crítica razonada a los poderes públicos en la red informática; burlas, sarcasmos, ridiculizaciones anónimas y cobardes; insinuaciones que deberían ser delictivas en torno al presidente del gobierno central Zapatero y algunos de sus ministros. El www.castelló.es con sus caricaturas, fobias, insultos, menosprecios e irracionales ofensas que se pintaban de graciosas, evocaban la parafernalia propagandística de los nacionalsocialistas y sus campañas antisemitas, anti demócratas o anti todo lo que no lo que fuera totalitarismo. El weblog del Ayuntamiento también caricaturizaba la homosexualidad, acorde con la ideología totalitaria. El ejecutivo local del Partido Popular, que gobierna Castellón, ordenó el cierre del disparate cibernético, según explicó el liberal y dialogante portavoz municipal del PP Miguel Ángel Mulet; otros munícipes de su misma formación política, como el concejal de Modernización y Nuevas Tecnologías Juan José Pérez Macián, reaccionaron ante la desfachatez de los weblogs de Ayuntamiento, haciendo referencia a la libertad de expresión -tan maltratada ella- y a que se querellasen los ofendidos. Mucho deberían reflexionar en las prietas filas de nuestra derecha gobernante.
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