Medio millar de personas exigen una vivienda digna en la plaza de Sant Jaume
Medio millar de personas reclamaron ayer por la tarde, en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, su derecho a disfrutar de una vivienda digna. En un tono festivo, los manifestantes exigieron a los poderes públicos que pongan fin a la especulación inmobiliaria para solucionar el problema del acceso a la vivienda. Los jóvenes utilizaron cacerolas para hacer oír su voz e ironizaron sobre las promesas que los políticos, inmersos ya en plena campaña electoral, vienen haciendo sobre esta cuestión.
"¡Queremos un pisito como el del principito!", en alusión a la residencia del Príncipe de Asturias, y "¿dónde está Trujillo con nuestro pisillo!", en referencia a la ministra de Vivienda, fueron algunos de los lemas más coreados. Convocados por la Asamblea Popular por una Vivienda Digna, también protestaron contra la decisión del Gobierno central de aplazar la cumbre de ministros europeos sobre vivienda. El encuentro debía haber comenzado ayer, pero el Ejecutivo decidió suspenderlo cinco días antes por temor a que las protestas previstas degenerasen en altercados.
Por eso, antes de la cacerolada frente a la sede del poder local y autonómico, los jóvenes se concentraron en el Palacio de Congresos de Cataluña, que debía acoger las reuniones. Eva Marín, miembro de la asamblea, rechazó el argumento de la violencia y sostuvo que la intención del Gobierno fue "silenciar el problema de la vivienda". También en tono festivo, inflaron globos amarillos ("la burbuja inmobiliaria") ante una presencia policial casi testimonial. No hubo incidentes en ninguna de las dos protestas.
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