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La ONU autoriza la "autodefensa preventiva" a los 'cascos azules' españoles en Líbano

Las reglas de enfrentamiento permiten el uso de "fuerza letal" para impedir el tráfico de armas

Miguel González

Las reglas de enfrentamiento de los cascos azules en Líbano -entre ellos, hasta 1.100 soldados españoles- autorizan, por vez primera en una operación de la ONU, la denominada "autodefensa preventiva"; es decir, la posibilidad de que sus tropas sean las primeras en abrir fuego si van a ser atacadas. "La autodefensa preventiva contra un ataque anticipado debe estar basada en información creíble de que personas o grupos hostiles están implicados en un ataque inminente", señala el documento con las reglas y procedimientos de los cascos azules, al que ha tenido acceso EL PAÍS. Una de las reglas permite el empleo de "fuerza letal" para impedir o eliminar actividades hostiles, "incluido el tráfico ilegal de armas, municiones y explosivos" en su zona.

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"Nada en estas ROE [Rules of Engagement o Reglas de Enfrentamiento] contradice el derecho y la obligación de los comandantes de tomar todas las acciones necesarias, razonables y adecuadas de autodefensa. Todo el personal puede ejercer su inherente derecho de autodefensa".

Las ROE de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (UNIFIL) son las más "robustas" aprobadas nunca para una misión de cascos azules. Las negociaciones llevadas a cabo en agosto pasado en Nueva York entre los responsables de la ONU y los países implicados (Francia, Italia y España, fundamentalmente) han hecho que se reconozca por vez primera el derecho a la autodefensa preventiva.

"La autodefensa contra una fuerza hostil", dice el documento, de carácter clasificado, "puede ser ejercida por individuos o por unidades bajo ataque o en peligro de ser atacadas, así como por otras fuerzas de la ONU capaces de ayudar a estos individuos o a estas unidades".

Eso no quiere decir que los cascos azules -hasta 15.000; incluidos un máximo de 1.100 españoles- puedan abrir fuego a la ligera. Cualquier incidente armado en el que se vean implicadas tropas de la ONU da pie a un informe escrito y a una investigación interna para determinar si se han cumplido las normas.

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Los miembros de la FINUL están obligados a cumplir la legalidad internacional y a utilizar la "fuerza mínima necesaria y proporcionada" para cumplir su misión, así como a "evitar daños colaterales" en la población civil e intentar resolver cualquier problema, si es posible, pacíficamente.

No obstante, los cascos azules enviados a Líbano disponen de un margen de libertad sin precedentes para recurrir a la violencia. En concreto, pueden usar "fuerza letal" -emplear las armas con resultado de muerte- para defenderse a sí mismos y a otro personal de la ONU de un acto hostil o de un intento de secuestro; para defender a militares o autoridades libanesas que estén bajo su protección; para defender a trabajadores humanitarios o "proteger a civiles bajo inminente amenaza de violencia física".

Más allá de la defensa propia y de terceros, la autorización de la ONU se extiende al cumplimiento de la misión. Los cascos azules pueden recurrir a la fuerza para impedir que se les limite la libertad de movimientos o que se intente forzar un checkpoint de Naciones Unidas. Todas estas normas derivan de amargas experiencia en la ex Yugoslavia, donde las tropas de la ONU fueron retenidas o secuestradas y asistieron impotentes a matanzas de civiles.

La más importante, no obstante, es la que permite el "uso de la fuerza, incluida la fuerza letal, para impedir o eliminar actividades hostiles, incluido el tráfico ilegal de armas, municiones y explosivos en el área de responsabilidad de FINUL", entre el río Litani y la frontera de Israel.

Hasta ahora, la ONU ha dicho que el desarme de Hezbolá es responsabilidad exclusiva del Ejército libanés. Sin embargo, el pasado domingo la FINUL advirtió, a través de una nota, de que instalará controles de carretera y procederá a la requisa de armas si el Ejército libanés no es capaz de hacerlo. La norma 4.16 autoriza, bajo el mando directo del comandante de la fuerza, el francés Allain Pellegrini, a proceder al "desarme de grupos o individuos armados". Aplicarla podría acabar, sin embargo, con la no beligerancia entre Hezbolá y la ONU.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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