Tras los pasos del novicio Montilla
Ante el inicio de campaña y tras la visita del candidato socialista a Montserrat, Carod y Mas también se entrevistan con el abad
No sólo los obispos y arzobispos han visto a los políticos llamar a su puerta en la antesala de la campaña electoral. También el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, tiene una agenda política apretada estos días. Primero pasó a visitarlo José Montilla, ayer lo hizo Josep Lluís Carod Rovira y hoy se espera en el monasterio a Artur Mas. De esta manera, el PSC, ERC y CiU se habrán presentado, antes de iniciar el sprint electoral, ante el abad, al que atribuyen el liderazgo de los sectores renovadores del catolicismo catalán.
El Partido Popular, por su parte, también ha hecho sus confesiones eclesiásticas, pero con la jerarquía oficial -Josep Piqué se ha entrevistado con el arzobispo de Barcelona-, sin guiños al catolicismo más nacionalista que puede encarnar el monasterio.
Carod tuvo que llegar a pie al monasterio a causa del caos circulatorio de los accesos
El PSC, CiU y ERC lanzan desde Montserrat un guiño al catolicismo renovador
Montilla subió a Montserrat el mismo día que cedía la cartera de ministro al ex alcalde de Barcelona, Joan Clos, y Carod Rovira y Artur Mas se han reservado la visita para este puente.
El mismo Carod Rovira, que ayer estuvo compartiendo mesa con la comunidad benedictina y anteayer se reunió con el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol (cercano al Opus Dei), se encargó de explicitar ayer las diferencias entre una y otra reunión. "Con Pujol discrepamos sobre el derecho a la vida y el matrimonio entre personas del mismo sexo, algo que no pasó en la entrevista con Soler", explicó Carod.
El candidato de ERC sostuvo que su partido "reconoce y defiende la legalidad vigente, tanto en lo que concierne a la vida humana como a la vida de pareja". Y aboga, añadió, "por la libertad, más allá de la condición sexual de sus miembros".
Lo cierto es que cada líder ha intentado imprimir su propio ideario a la visita a Montserrat. Carod, como su predecesor, José Montilla, destacó que acudía al monasterio "desde la laicidad" que predica la doctrina republicana. Y aprovechó su encuentro con el abad para reconocer a la Iglesia catalana "su aportación a la configuración nacional de Cataluña como pueblo", y a la comunidad benedictina de Montserrat, "su compromiso ante el pueblo, la cultura y la libertad de Cataluña".
Tras estas alabanzas, Carod Rovira entonó un mea culpa por su contribución a la banalización de la vida pública que en medios eclesiales se achaca a los políticos. Señaló, además, que cuenta con la Iglesia para salvar este y otros problemas, y sobre todo para no ahondar en la ruptura religiosa, que se entiende como un factor que podría favorecer el enfrentamiento en una sociedad catalana cada día más diversa en procedencia y religión.
Carod, que acudió a Montserrat acompañado de la ex directora general de Asuntos Interreligiosos, la también republicana Montserrat Coll, abogó por una continuidad en la política religiosa del tripartito, que entre otras cosas, según el candidato, sirvió para "firmar los primeros convenios con diversas confesiones religiosas". Pidió también respeto para la práctica religiosa de las doctrinas distintas de la católica.
Consciente de la sorpresa que puede generar en no pocos ciudadanos el repentino y casi masivo peregrinaje de los principales líderes políticos a Montserrat, juró y perjuró Carod que su interés por lo católico no es una "reacción repentina" ante la campaña electoral y que sus visitas a Montserrat son periódicas. De hecho, es pública su amistad con el ex abad Cassià Just y con otros miembros de la comunidad próximos a los planteamientos de ERC.
Las visitas de Mas y Montilla la semana pasada al arzobispo de Barcelona fueron cuestionadas por Esquerra Republicana. De hecho, la oficina electoral del partido aseguró que su candidato no entraría en el mismo juego.
Carod justificó ayer su visita a Montserrat afirmando que este monasterio respeta las decisiones políticas. El líder republicano se mostró comprensivo con el interés de los católicos por enseñar a los catalanes su religión.
Dilemas ideológicos aparte, la peregrinación de Carod Rovira a Montserrat tuvo algo de sacrificio. Y es que el republicano decidió acudir en coche a su cita con el abad sin tener en cuenta el caos circulatorio que se organiza en los accesos al monasterio cada día festivo. Carod se bajó del coche y anduvo sin rechistar los cerca de dos kilómetros que le separaban del monasterio. Llegó mucho antes que su vehículo y mucho más tarde de la hora prevista, con lo que su mujer, Teresa Comas, que decidió seguir en el automóvil, se perdió el canto de la Salve que se ofrece a mediodía. Ambos participaron en la comida silenciosa de la comunidad.
Tras la comida, Teresa Comas visitó la basílica recorriendo el pasillo de los cirios, mientras Carod atendía a la prensa. El ritual lo repetirá hoy Artur Mas. Si los colapsos circulatorios no se lo impiden, el líder de CiU sí escuchará el canto de la Salve. Después comerá en silencio con los monjes y tras el almuerzo se reunirá con el abad.
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