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Entrevista:CARMEN RODRÍGUEZ SUSO | Musicóloga

"Orquestas y bandas tienen la misma dignidad"

La musicóloga Carmen Rodríguez Suso (Bilbao, 1956) ha seguido el rastro de la Banda Municipal de la capital vizcaína desde su fundación hace 111 años. El resultado de su trabajo conforma el libro Banda Municipal de Bilbao: al servicio de la villa del Nervión, editado por el Ayuntamiento de la ciudad.

Pregunta. ¿Una banda ocupa un escalón inferior al de una orquesta?

Respuesta. Desde el punto de vista popular, para mucha gente están por encima. Son más cercanas, más cálidas. Su repertorio resulta más asequible para muchas personas y los músicos tienen una presentación ante el público que ofrece más interrelación con la audiencia que una orquesta, que en principio trabaja en un local cerrado, siempre más distante. Cuando hablamos de orquestas o de bandas con un cierto nivel de excelencia, tanto las unas como las otras tienen la misma dignidad y las mismas dificultades. Yo no querría priorizar.

P. ¿El espacio natural de una banda es la calle?

R. Lo fue durante un tiempo. Las bandas nacieron para tocar en la calle, pero su evolución a lo largo del siglo XX las ha llevado a retirarse un poco, porque la calle ahora es más ruidosa. En el libro cuento, por ejemplo, cómo los conciertos en el Arenal, a medida que la circulación rodada se fue haciendo más frecuente, tuvieron que ir cambiando porque no se oía. Había demasiadas interferencias. Por eso el quiosco del Arenal tiene una forma muy peculiar. Una cámara de resonancia, que hoy ya no existe, recogía el sonido y lo amplificaba desde abajo. Y, luego, por la parte de atrás, en lugar de estar abierto, como suelen ser habitual, está cerrado. Es una idea muy buena, porque recoge el sonido y lo lanza directamente hacia el auditorio.

P. ¿Es importante que la banda cuente con un lugar fijo para actuar?

R. Sí, es muy importante. El público va al sitio, tiene el hábito de ir, como el de verse con los amigos o tomar unos vinos en tal sitio a tal hora.

P. ¿Cómo suena la Banda Municipal de Bilbao?

R. Está sonando muy bien. Tiene un sonido brillante y poderoso. Los músicos, comparando con lo que yo puedo recordar, han dado un salto de gigante. Ahora también se les exige mucho más. Tienen que estudiar muchos años, con un sistema académico muy reglado, y eso se nota mucho en los resultados.

P. ¿El sonido de una banda es el resultado de sumar a los músicos que la integran o de la impronta de su director?

R. Son las dos cosas. En todos los trabajos sabemos que podemos dar más o menos, pero en la música y, en general en las profesiones artísticas, siempre hay que estar en el límite de la capacidad. Cuando se está tocando cara al público hay que estar al máximo todo el tiempo, todos los días. Alcanzar ese nivel es muy difícil de conseguir por la propia responsabilidad de cada uno. No se trata de que el director mande o que fuerce a los músicos, sino que conozca los resortes psicológicos de cada uno de los miembros del colectivo para ponerlos en ese estado especial en el que dan lo mejor de sí mismos.

P. ¿Lo ideal es contar con un director carismático, como Urbano Ruiz Laorden? Fue capaz de dirigir la Banda Municipal de Bilbao subido a un elefante y se le conocía, simplemente, como Urbano.

R. Era un hombre muy cercano, muy respetado. Aunque en los años que le tocó vivir [responsable de la banda entre 1969 y 1995], quizá se tuvo que concentrar en salvar a la banda, que estuvo a punto de desaparecer. La prioridad no era entonces tocar bien, sino sobrevivir.

P. Muchas grandes orquestas mundiales llevan el nombre de su ciudad. ¿Ocurre lo mismo con las bandas?

R. Sí, las bandas son fenómenos urbanos. Tienen que estar con su población.

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