Muerte en soledad en plena calle
Una indigente a la que nadie conocía fallece en una plaza de Arganzuela
Un banco y una mujer en medio de una gran capital. Esos son los tres únicos elementos de una muerte en soledad que se produjo ayer en una plaza de Arganzuela. Fue un jardinero el que encontró a esta indigente sin vida a la que nadie en el barrio la conocía. Ni siquiera otros marginales que deambulaban por la zona. Es un típico caso en el que una persona está sola y aislada del resto en una ciudad de 3,3 millones de vecinos.
El jardinero se acercó a las 7.45 a la mujer, que estaba en un banco de la plaza de Rutilio Gacis, cerca de la Junta Municipal de Arganzuela. Vestía zapatillas blancas, vaqueros y un jersey oscuro. Le tocó en las piernas y le dijo que se marchara. Iba a hacer mucho ruido con la máquina de aire para juntar las hojas caídas de los árboles. La mujer no se movió. El jardinero insistió.
Al ver que no reaccionaba, se acercó a la cabeza. Ya vio que había fallecido: tenía la cara amoratada. El operario avisó a los servicios de emergencia. Los facultativos del Samur-Protección Civil sólo pudieron certificar la muerte.
El cadáver no presentaba signos externos de violencia, por lo que todo hace pensar que murió de forma natural. Iba sin identificar. Tan sólo llevaba un papel de la Seguridad Social, que fijaba su nacimiento en diciembre de 1968. La policía está a la espera de la autopsia y del cotejo de las huellas dactilares. Junto a ella, había cuatro litronas, algunas de ellas aún con cerveza. Fue cubierta con una manta térmica.
"Nunca la hemos visto por aquí. Debía de haber llegado ayer por la noche y no la conocemos", comentaban algunos vecinos de la zona.
El levantamiento del cadáver fue muchísimo más lento de lo habitual. El cuerpo estuvo hasta cerca de las 12.00, ante la mirada curiosa de los paseantes. Cinco policías nacionales custodiaron la zona. "Ha debido de coger el cambio en el juzgado de guardia y por eso ha tardado tanto la orden de recogida", señalaron fuentes del caso.
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