Datos para todos
Qué flaca memoria tenemos. Hace unos meses, los defensores de la protección de datos aterrorizaban a las autoridades europeas que querían que las compañías telefónicas guardasen unos meses los datos de sus clientes, a los que en todo caso sólo se accedería con autorización judicial. Era por nuestra seguridad, pero los meapilas de siempre, con las necedades de siempre, montaron la de siempre. Ahora nuestros datos los podrán tener las autoridades estadounidenses, no los jueces, sino sus opacas agencias de seguridad con sus raros hábitos. Por lo visto, la seguridad de un ciudadano europeo vale menos que la de un ciudadano norteamericano. Los hábitos de las autoridades comunitarias, eso sí, son uniformes: bajada de pantalones, ya sea USA, ya sea nuestros biempensantes. Qué hartura.