Un barco gemelo al que contaminó en África lleva meses operando en el Estrecho
Greenpeace pide a las autoridades que investiguen si el buque genera residuos peligrosos
El Probo Emu, un barco gemelo del Probo Koala, cuyos residuos tóxicos causaron la muerte de ocho personas y envenenaron a otras 85.000 en Costa de Marfil, opera en el Estrecho desde hace dos meses, a tan sólo 20 millas de la costa española. Greenpeace sospecha que este buque se dedica a un negocio sucio que genera residuos peligrosos: "Comprar naphta (petróleo de baja calidad) para refinarla en alta mar como gasolina barata y venderla luego en países del Tercer Mundo". Esta organización ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente que investigue si hay peligro, sin obtener respuesta.
El modus operandi del Probo Emu es el mismo desde hace dos meses. Se introduce en el Mar Mediterráneo, en aguas internacionales, pero muy cerca de la jurisdicción española y marroquí y se queda allí fondeado durante cinco días. Luego marcha al puerto de Gibraltar donde realiza operaciones de carga y descarga.
Su proceder y sus características son las mismas que las del Probo Koala, el barco cuyos residuos causaron 8 muertes y 85.000 intoxicados en Costa de Marfil hace un mes. Ambos son buques tanque de fabricación coreana, bandera panameña, con 120 metros de eslora y 40.000 toneladas de peso sin carga. Oficialmente, la armadora de los buques, la empresa holandesa Trafigura Beheer, los utiliza para transportar combustibles derivados del petróleo. Otro barco idéntico, el Probo Elk, fue obligado a abandonar en julio el puerto de los Ángeles por un escape de fuel. La Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, asegura que tiene vigilado al barco, que ayer se encontraba fondeado a escasos metros del puerto de Gibraltar. "El barco hace siempre el mismo recorrido, de aguas internacionales a Gibraltar. Escoge esa ruta con cuidado para hacer transferencias de combustibles", explica el subdirector de Seguridad Marítima y Contaminación, Francisco Suárez Llanos. "Si generase residuos está obligado a llevarlos a tierra, a Gibraltar, por ejemplo, pero no sabemos que tenga residuos peligrosos".
Greenpeace sospecha que sí. O que por lo menos, los antecedentes del Probo Koala, son suficientes para investigar a su hermano gemelo. Por eso ha pedido a Ministerio de Medio Ambiente que lo investigue, aunque aún no le ha respondido.
Una investigación de las autoridades españolas sería complicada, según Marina Mercante. El barco suele estar en territorio gibraltareño, o en aguas de nadie, en el Mar de Alborán, donde cada día cientos de barcos campan a sus anchas y donde el territorio ocupado por el barco corresponde al país que da bandera al buque, en este caso Panamá. "Sin pruebas no podríamos ir allí y hacerle una inspección. Tendría que ser muy algo gordo para recurrir a los convenios internacionales", cuenta Suárez Llanos.
En los últimos meses, la travesía del Probo Emu se parece al vuelo de una mosca. El 27 de julio de este año estuvo en la Terminal de Escravos, una planta petrolífera al sur de Nigeria. El 29 estaba ya en Gibraltar esperando órdenes. Luego se metió en aguas de nadie y volvió a reaparecer en el puerto. Todas los registros del puerto del Peñón señalan que el barco no ha salido de la zona en dos meses, salvo en una ocasión, el 29 de agosto que estuvo en el puerto de Lagos, también en Nigeria.
Desde Holanda, la experta en tóxicos de Greenpeace, Helen Perivier, asegura que el proceso de refinado en alta mar es un gran negocio, más aún teniendo en cuenta cómo están los precios del petróleo: "Ganan cinco millones de euros por carga. No lo hemos probado todavía, pero esa práctica encaja perfectamente con la presencia de todos esos desperdicios tóxicos, como los que han causado el desastre en Costa de Marfil".
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