Josep Font presenta en París su colección 'Princesas sin reino'
Showroom Barcelona, donde exponen 12 modistos catalanes gracias a la aportación económica del Gobierno catalán, permanecerá abierto en París hasta el próximo domingo. Para ellos, este espacio ha sido una oportunidad de sacar sus prendas al extranjero, gracias a la ayuda pública. La incógnita está en saber si habrá una segunda oportunidad. El secretario general de Comercio y Turismo de la Generalitat, Oriol Balaguer, anunció ayer que el Gobierno catalán, impulsor de este proyecto de internacionalización de la moda catalana, apostará de nuevo por el Showroom Barcelona, que recalará en París en el mes de marzo de 2007, con nuevas colecciones de diseñadores catalanes o afincados en Cataluña, informa Efe.
"Estamos sembrando", decía ayer un joven diseñador. "La próxima temporada, recogeremos". Mientras los 12 creadores elegidos por la Generalitat seguían promocionando su moda en una galería de París, Josep Font desfilaba en la semana de la moda de la capital francesa. Princesas sin reino es el título de la colección para la primavera-verano de 2007. "Las niñas quieren ser princesas y la realidad es que acaban siendo guerreras", explicó Font. Ésta es la segunda experiencia para Font en la pasarela parisiense. Con tienda en París, el diseñador piensa abrir local en Nueva York. "Pero vamos a esperar", dice con rotundidad.
Talleres artesanales
Sin prisas también se mueve Isaac Reina, otro catalán con tienda, esta vez de bolsos, en el centro de la capital francesa. Trabajó primero con Antonio Miró y después para la firma Hermès. Pero decidió independizarse. Su bolso más barato cuesta 65 euros; el más caro, 760. Produce en talleres artesanales franceses un máximo de entre 10 y 15 piezas por modelo. "En Francia hay una exigencia cualitativa muy alta. Sin embargo, en España a veces es de mal gusto gastarse el dinero en ropa", asegura.
Falta cultura de moda, opina José Castro, uno de los 12 diseñadores que exponen su primera colección en el Showroom Barcelona. Este joven asegura que ahora mismo le sería imposible vivir sólo de su colección y por eso trabaja como diseñador para otras marcas. "En España cuesta saber apreciar una prenda complicada que viene de tu tierra. Invertir dinero y vestir. No se atreven y si lo hacen invierten en producto extranjero por nombre", añade. Castro ha llevado al showroom una colección que recibe el nombre de Cuervo.
"He tenido varios pedidos, pero hemos de ser prudentes", subraya Silvia G. Presas, diseñadora de The Avant, una marca con local propio en Barcelona y unos 40 puntos de venta en el extranjero. Juan Pedro López, con una colección de colores muy fluorescentes, recalca que éste es un mundo muy difícil donde hay que ser muy tenaz. "Tengo la suerte de disponer de un apoyo empresarial que me permite realizar cosas como las que he hecho", dice.
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