Las claves del terrorismo

Este libro marca un hito en la corta trayectoria de estudios sobre el terrorismo en España. Luis de la Corte es profesor de Psicología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, y su especialidad le permite ya de entrada abordar el tema del terrorismo desde un ángulo tan imprescindible como minusvalorado en otros trabajos. Entre los distintos fenómenos que integran la vida política, el terrorismo es uno de aquéllos en los cuales el componente psicológico-social resulta decisivo. Una guerra se vence con las armas; el terror vence por medio de la intimidación. Y cuenta asimismo el otro eslabón de la cadena: ¿qué convierte a alguien en un terrorista?

No obstante, si bien el componente analítico de la obra se apoya en buena medida sobre esa especialización del autor, conviene advertir que su objetivo es mucho más amplio. De la Corte toma como referencia de partida la lógica situacional de Popper, y plantea su estudio desde el supuesto de que "la lógica del terrorismo no es estrictamente sociológica ni psicológica, sino una lógica psicosocial nacida de la interacción entre factores sociales y psicológicos". Pero tampoco cabe trazar aquí unos límites, ya que los protagonistas del terrorismo son grupos que actúan en tanto que organizaciones, y éstas a su vez entran en interacción con el sistema político. Paso a paso, De la Corte elabora un modelo acabado de análisis del terrorismo en sus dimensiones fundamentales, de manera que en definitiva su estudio se inscribe con rigor y originalidad en el campo de la ciencia política.

Para llevar a buen puerto se

mejante propósito, hacían falta tres condiciones que el autor cumple sobradamente. Primera, el dominio de una metodología pluridisciplinar, desde la psicología a la sociología de la organización, desde el estudio de los movimientos sociales al conocimiento preciso del contexto en que se mueve el terrorismo contemporáneo. Segunda, una labor investigadora de primera mano, capaz de reconocer y ordenar el cúmulo de datos sobre los cuales ha de volcarse el análisis. Y por último, pero no menos importante, una conjugación entre espíritu analítico, comprobable una y otra vez en la complejidad y claridad que caracterizan a cada una de sus explicaciones, con un esprit de finesse en el planteamiento de las hipótesis y en la discusión de las cuestiones polémicas.

Lógicamente, una construc

ción tan ambiciosa no podía dejar de tener algún punto débil, ya que esa hiperteorización tiene como exigencia una apoyatura en el proceso histórico, que tiene componentes asimismo complejos, no siempre reducibles al molde explicativo propuesto. Aquí la discusión baja de nivel, sobre todo en cuanto a los componentes ideológicos y la dimensión finalista que inspiran a los sucesivos ciclos de protesta y a las mutaciones que introducen los cambios tecnológicos e institucionales. El apartado sobre la religión es a todas luces insuficiente. Incluso se desliza algún error. En cualquier caso, Luis de la Corte ha realizado una contribución decisiva para la comprensión científica del terrorismo. No es poco.