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Reportaje:

Los mensajes que sacuden el Capitolio

El escándalo del ex congresista Mark Foley agita a EE UU a un mes de las elecciones

En plena operación de control de daños -hasta ahora ineficaz- el presidente de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, dijo ayer que "lamenta profundamente" el escándalo que ha llevado a la dimisión del congresista Mark Foley después de conocerse sus intercambios de mensajes de contenido sexual con uno o dos jóvenes que trabajaban en la Cámara, pero que no dimitirá. "Estamos asumiendo nuestras responsabilidades", dijo, refiriéndose a la investigación abierta por el Comité de Ética de la Cámara, en paralelo a la que lleva a cabo el FBI.

El Comité de Ética anunció, en boca de su presidente, el republicano Doc Hastings: "Llegaremos hasta donde nos lleven las pruebas". Habrá "docenas de personas" citadas para que declaren, aunque Hastings no reveló si Hastert, acusado por altos cargos de su partido de no haber prestado atención al asunto, en el mejor de los casos, o de haberlo ocultado hasta después de las elecciones, está citado. El demócrata Howard Berman lanzó un significativo aviso, en la perspectiva de las legislativas del 7 de noviembre: "Estamos hablando de semanas, no de meses".

Los demócratas no alzan mucho la voz, de todas formas, por diversas razones. Primera, los republicanos ofendidos por este y otros asuntos son los que dirigen la carga contra la dirección en el Congreso; segunda, se trata de un territorio resbaladizo -la homofobia, la caza y captura de un congresista gay que intercambiaba mensajes impropios con adolescentes auxiliares de la Cámara- y los demócratas habitualmente acusan a sus adversarios de explotar estas situaciones; tercera, dados los diversos ejemplos de escándalos pasados, ¿quién puede tirar la primera piedra?

Para complicar más la situación, en su consultada revista electrónica, el polémico Matt Drudge, el hombre que recogió por primera vez el caso de Monica Lewinsky, citaba ayer a dos personas próximas a Jordan Edmund, uno de los jóvenes que se escribían con Foley, que asegurarían que los mensajes "formaban parte de una broma a través de Internet cuyas pruebas cayeron, por error, en manos de adversarios políticos". Pronto se sabrá si este es un giro significativo en el caso o si se disuelve en la nada, porque Edmund ha contratado a un importante abogado.

Mientras, no es fácil que se disipe el escándalo cuando siguen circulando ejemplos de los mensajes que Foley intercambiaba con Jordan Edmund (y parece que con otro adolescente). Las conversaciones tuvieron lugar entre 2002 y 2003, antes y después de que el joven cumpliera 18 años. En alguna ocasión, Maf54 -código del congresista- estaba en el ordenador al tiempo que se votaba en la Cámara:

Maf54: OK, creo que voy a ir a votar... ¿Sabías que ibas a causarme este efecto?

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Joven: Sí, me lo imaginaba (...) Anda, ve a votar... No quiero distraerte de tu trabajo.

Maf54: ¿Me puedes dar un beso de buenas noches?

Joven: : -* [símbolo de un beso en el lenguaje utilizado en Internet]

De este otro intercambio se deduce que además de los mensajes hubo encuentros:

Maf54: Te echo mucho de menos desde San Diego

Adolescente: Sí estoy deseando volver a DC

Maf54: ...

Adolescente: Has decidido qué noche para la cena

Maf54: Aún no... pero probablemente viernes

Adolescente: OK... el viernes entonces

Maf54: Lo pasaremos bien

La dirección republicana aún trata de cortar la hemorragia, a un mes de unas legislativas. The Chicago Tribune citaba ayer al que presentaba como un republicano próximo a la Casa Blanca: "Esto es un desastre. Está desmoralizando a las bases, y se ha manejado de una forma terrible".

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