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General Motors y Renault-Nissan fracasan en el intento de sellar una alianza global

La posibilidad de que el mayor fabricante de automóviles del mundo, el estadounidense General Motors, pudiera sumarse a la alianza integrada por la francesa Renault y la japonesa Nissan quedó ayer frustrada con una simple llamada de teléfono.

Las dos partes consideran que las discusiones no han avanzado lo suficiente como para seguir adelante con el proyecto, un desenlace que provocó que los títulos de GM llegaran a ceder más de un 3% en la Bolsa de Nueva York.

Los máximos responsables de GM, Rick Wagoner, y de Renault-Nissan, Carlos Ghosn, empezaron a analizar las posibilidades de la alianza en agosto, ante la presión del mayor accionista del grupo estadounidense, Kirck Kerkorian.

Sus respectivos consejos de administración les dieron un plazo de tres meses para llegar a algún tipo de decisión sobre las sinergias que podrían establecerse entre los tres grupos para reducir costes y hacer frente a una competencia cada vez más alta provocada por firmas como Toyota.

El plazo debía concluir a mediados de este mes. Wagoner y Ghosn hablaron ayer por teléfono y decidieron que las dos partes se encontraban todavía muy alejadas a la hora de valorar los beneficios potenciales de la operación según adelantó la versión electrónica de The Wall Street Journal.

GM y Renault confirmaron poco después en un corto comunicado el dramático desenlace que se produce una semana después de que los dos ejecutivos se reunieran en París coincidiendo con la celebración del Salón del Automóvil. El Consejo de Administración de GM se reunió además el martes para analizar los detalles de las discusiones.

Entre los posibles puntos de discordia para forjar la alianza, está la idea expresada por Renault-Nissan de hacerse con el control del 20% del capital bursátil de GM. Una cota de poder que según la ejecutiva del fabricante estadounidense podría ser suficiente para impedirle tomar decisiones estratégicas en el marco de su plan de reflote o forjar otras alianzas.

Wagoner le ganaría así el primer pulso a Kerkorian, que quería ver la mano de Ghosn operando en un momento crítico para el grupo.

El agresivo inversor estaba presionando estos días para que el Consejo de Administración de GM analizara los beneficios de la alianza. Pero no consiguió el apoyo necesario, lo que se interpreta como una muestra de las reticencias de los consejeros al proyecto.

Por su parte, Ghosn expresó en el pasado su interés por entrar en el mercado estadounidense, con lo que gira la atención hacia el otro gigante de Detroit con problemas: Ford, también sumido en un drástico proceso de reestructuración. Una posibilidad que en Wall Street se considera prematura.

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