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Hamás cierra los ministerios palestinos para evitar la violencia

A la calamitosa situación económica en los territorios palestinos se añade la cada vez más cruenta lucha por el poder entre Hamás y Al Fatah, el partido del presidente, Mahmud Abbas. Los partidarios de Al Fatah forzaron ayer, a veces a tiros, una huelga general al tiempo que el Gobierno islamista decretaba el cierre de los ministerios. No bastó que el titular de Interior ordenara al cuerpo policial fiel a los islamistas que se replegara a sus cuarteles tras la violenta jornada del domingo. Milicianos de Al Fatah extendieron los desmanes a Jericó, donde mataron a un comerciante que rechazó secundar el paro, y a otras ciudades de Cisjordania y en Gaza.

Los llamamientos a la calma de Abbas son ignorados por sus leales, y la anarquía en los territorios ocupados aumenta en pleno mes de Ramadán. Militantes de Al Fatah liberaron ayer a un funcionario del Ministerio de Finanzas, capturado horas antes, en un acto que un portavoz de ese grupo calificó de "mensaje para que el Gobierno de Hamás ponga fin a la violencia", informa Efe.

Temor a una guerra civil

La sangrienta jornada del domingo -ocho muertos y casi un centenar de heridos en la peor ola de violencia desde que Hamás formó Gobierno a finales de marzo- desató, una vez más, los temores al estallido de una guerra civil. Sobran armas para tal contienda, aunque dirigentes de ambos bandos insisten en que ésa es una "línea roja" que nunca se cruzará. El incidente más grave se produjo en Jericó cuando milicianos de Al Fatah asesinaron a un comerciante que rechazó cerrar su tienda. Además, al menos tres personas resultaron heridas en los incidentes de ayer en la franja de Gaza y Cisjordania. En Nablus, capital económica de Cisjordania, hombres armados atacaron un vehículo oficial en el que viajaban guardaespaldas del viceprimer ministro, el islamista Naser Shaer. En Beit Hanun (Gaza), seguidores de Al Fatah apedrearon la vivienda del ministro para Asuntos de Refugiados, Atef Aduan. En Ramala, fieles al partido del presidente incendiaron el Ministerio de Agricultura, y otra refriega a tiros se desató en el principal hospital de Gaza.

Los simpatizantes de Hamás acusan al presidente Abbas de traidor y de haberse sumado al bloqueo económico impuesto por Israel y la comunidad internacional desde que el partido fundamentalista venciera en las elecciones de enero. Desde el 2 de septiembre se multiplican los paros en los servicios públicos, y en esta coyuntura cobran fuerza las peticiones al presidente para que disuelva el Ejecutivo de Ismail Haniya y convoque elecciones. Es un arma de doble filo, porque si el Gobierno de Hamás ha sido incapaz de ejercer sus funciones -no dispone de recursos debido al bloqueo financiero-, Abbas no controla su partido, dividido en casi 20 facciones que campan a sus anchas. Por otro lado, un pescador palestino murió por disparos de una patrullera israelí en aguas de Deir el Balah, en el centro de la franja de Gaza.

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