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Un indigente muere degollado en una pelea en Moncloa

La víctima, a quien se conocía como El Pibito, fue hallada en un paso elevado

Daniel Verdú

Pedro Alberto Carrizo D., un indigente argentino de 58 años que vivía en el albergue de San Isidro (Moncloa), murió ayer degollado en una pasarela que cruza la vía del tren junto a la estación de Príncipe Pío. Sobre las diez de la mañana, un vecino que corría por la zona sorprendió a un hombre que limpiaba de sangre un cuchillo junto a la víctima, que yacía en el suelo. El homicida cogió un taxi y se marchó del lugar, según un testigo.

Como otras mañanas, Paco salió ayer a correr por su barrio. Cuando enfilaba la pasarela que cruza por encima de las vías de tren de Cercanías de la estación de Príncipe Pío, se topó con un hombre que limpiaba un cuchillo ensangrentado junto a un cadáver. El muerto tenía varias heridas de arma blanca y acababa de ser degollado. "Seguí corriendo. El hombre ni siquiera me miró. Sólo miraba el cuchillo que limpiaba con esmero", explica este testigo.

Unos metros más allá, Paco se volvió y vio cómo el homicida descendía la pasarela y se marchaba de la escena del crimen dirigiéndose hacia el paseo de la Florida. Se fue detrás de él y observó cómo tiraba algo en un contenedor y proseguía su marcha. Frente al restaurante Casa Mingo, en el mismo paseo, el agresor se subió a un taxi y se marchó. "He avisado a un camarero del restaurante y le hemos cogido la matrícula", explicó. Según los testigos, la policía comentó, tras la comprobación de la placa, que el taxista condujo al homicida a un ambulatorio cercano.

El hombre era de estatura baja, moreno, delgado y "con dificultades para andar", que podrían tener que ver con las heridas que se habría producido en la pelea. Vestía pantalones beis y una cazadora negra. "Llevaba una mochila que abultaba mucho", añaden los testigos. Algunos apuntan a que podría tratarse de otro indigente.

Una hora antes, Pedro Alberto Carrizo D. había salido a dar un paseo. "Yo acababa de estar con él fumando un cigarrillo y no me contó nada raro", explica Carmen Helguera, una compañera del albergue. "Le llamábamos El Pibito, era un tío muy normal. No tenía problemas con nadie", dice. Carmen se fue a pasear detrás de él. "Yo tengo un problema en las piernas y camino lenta. Cuando he llegado a la pasarela, ya me lo he encontrado muerto". Sobre las diez, y con señales de haber mantenido una pelea, el Pibito yacía degollado en un charco de sangre.

Algunos de sus compañeros explican que, meses atrás, la víctima tuvo varias peleas con una compañera del centro. "Ella llegó a agredirle y la expulsaron del albergue. Quién sabe. Esto podría ser un ajuste de cuentas. Aparte de con ella, no tuvo problemas con nadie más", apuntan. En el albergue no quisieron comentar este aspecto.

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La ex compañera de centro, de nombre Rosa María C. M., telefoneó anoche a EL PAÍS y negó estar relacionada con el homicidio. Estaba ingresada en un centro hospitalario cuando ocurrieron los hechos. "Mi compañero tampoco ha sido porque está cumpliendo condena en la cárcel de Topas [Salamanca], añadió Rosa María.

Atropello en Moncloa

Ayer, también en Moncloa, un joven de 25 años resultó herido de gravedad al ser atropellado por un coche que se dio a la fuga. El coche embistió a la víctima cuando se encontraba en una acera junto a un paso de peatones. Las primeras investigaciones de la policía apuntan a que el atropello fue intencionado: El conductor y la víctima discutieron unos minutos antes.

El atropello ocurrió a las 7.15 en la confluencia de las calles de Hilarión Eslava y Donoso Cortés. Los sanitarios del Samur-Protección Civil que se desplazaron al lugar encontraron al joven semiinconsciente y muy agitado y con un traumatismo craneoencefálico grave. El herido fue trasladado intubado al hospital Ramón y Cajal, donde ingresó en estado grave.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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