El perito que vinculó a ETA con el 11-M confiesa que fue una "elucubración"
La investigación emprendida por el juez Baltasar Garzón a raíz de una denuncia sobre una supuesta ocultación de pruebas policiales en la investigación de los atentados del 11-M ha dado un giro radical al caso. El magistrado, tras las diligencias realizadas el jueves y el viernes pasados, imputó por presunta falsedad en documento público a los tres peritos que vinculaban esta matanza con el terrorismo de ETA a partir del hallazgo de un insecticida (ácido bórico). En las declaraciones en la Audiencia Nacional de los tres agentes de la Policía Científica que realizaron ese informe se aprecia que ni ellos defienden esa teoría.
Manuel Escribano, el perito que dirigió la investigación y elaboró el dictamen en el que se vinculaba a ETA con el 11-M en razón de que uno de los islamistas tenía en su poder ácido bórico y esa sustancia había sido encontrada cuatro años antes en un piso franco de la banda terrorista vasca, ha confesado ante el juez que se trató de una "elucubración", según fuentes de la investigación.
Los tres funcionarios imputados recabaron en Internet los datos sobre la utilización de la sustancia la víspera de declarar
El dictamen fue elaborado por Manuel Escribano y los otros dos técnicos lo firmaron sin comprobar los datos
Todos los peritos admiten en la Audiencia Nacional que el ácido bórico nunca se ha usado como explosivo en España
Garzón le preguntó que cuál era la base científica para llegar a la conclusión que se establecía en el informe de que la presencia de ácido bórico "lleva a la posibilidad de que el autor o autores de esos hechos estén relacionados". El perito respondió que "la casualidad".
Escribano reconoció que él había elaborado el informe y que sus compañeros Isabel López Cidad y Pedro Manrique -imputados también por delito de falsedad en documento oficial- se limitaron a firmarlo porque se fiaban de él y de sus investigaciones.
Pero Escribano dijo al juez que no conocía el informe ampliatorio 222-Q1-00 en el que se afirma que "el ácido bórico no es sustancia explosiva ni incendiaria" y luego añadió que la sustancia podría formar parte de la composición de algunos explosivos en una proporción del uno o dos por ciento.
El juez, al ver que modificaba sus declaraciones una y otra vez, le preguntó en qué se basaba para semejante afirmación, a lo que Escribano respondió que lo había leído en alguna parte.
Garzón quiso saber, si eso era así, por qué no lo había incluido en el informe, pero el perito precisó que no lo sabía en aquel momento.
El magistrado insistió en si esos datos habían sido descubiertos y publicados en la literatura científica con posterioridad a 2005, pero el perito replicó que lo desconocía.
Nuevamente, el juez volvió a insistir si el ácido bórico mezclado con otras componentes podría formar parte imprescindible de una bomba y Escribano destacó que no, que sirve para estabilizar sus componentes, especialmente los elaborados a base de aluminio en polvo y nitratos como el amonal o el amosal, utilizados en el pasado por ETA.
En esa tesitura Garzón preguntó: ¿pero a lo largo de su vida profesional se ha encontrado usted con esa mezcla? A lo que Escribano tuvo que reconocer que no.
El interrogatorio derivó a si el perito creía que la tenencia del ácido bórico por parte de Hassan el Haski era porque pudiera estar fabricando explosivos. Escribano se curó en salud y dijo que no podía afirmarlo, que se trataba simplemente de una "apreciación".
Sin embargo, a pesar de haber reconocido que nunca ha visto esa mezcla con ácido bórico ni que se ha usado nunca en España, Escribano volvió a encastillarse e insistió en que el ácido bórico puede ser utilizado para fabricar explosivos, extremo que había descartado al apreciar que su uso podría ser como estabilizante.
Todos los peritos de la Comisaría de Policía Científica que han declarado estos días ante Garzón han reconocido que el ácido bórico nunca ha sido utilizado en la fabricación de explosivos o incluso como conservante o estabilizante de los mismos en España.
Esa afirmación fue compartida tanto por el comisario de Policía Científica, Miguel Ángel Santano; el jefe de la Unidad de Análisis Científicos, José Andradas; y el jefe de la sección, Francisco Ramírez, como por los tres peritos, Manuel Escribano, Isabel López Cidad y Pedro Manrique, subordinados de los anteriores y que elaboraron el borrador en el que relacionaban a ETA con los atentados del 11-M, aunque con las precisiones mencionadas anteriormente respecto de Escribano.
El algo más de un kilo de ácido bórico que Hassan el Haski, jefe del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, inspirador de los atentados del 11-M tenía en su poder en la cocina de su vivienda de Lanzarote para matar cucarachas, determinó que Escribano lo vinculara con el hecho de que una pequeña cantidad de esa sustancia "llena de pelos" había sido encontrada cuatro años antes en un piso franco de ETA en Salamanca. El informe recogía también que esa sustancia había sido intervenida en 1999 en Madrid a un joven antisistema que había participado en la quema de un cajero automático.
Pero el ácido bórico es una sustancia legal que aunque teóricamente pueda servir como estabilizante de algún componente orgánico de explosivos, nunca se ha utilizado en España. Todos los peritos que depusieron ante el juez Garzón admitieron que en toda su vida profesional jamás han visto la utilización de esa sustancia en explosivos y que tampoco nunca ha sido utilizada en ningún atentado en España. De hecho, los peritos reconocieron que no se podría imputar a Hassan el Haski por delito de tenencia de sustancias explosivas por el hecho de tener ácido bórico.
Isabel López Cidad, una de los peritos firmantes del borrador original, aportó una serie de documentación sobre los posibles usos del ácido bórico, que según reconoció habían sido extraídos de Internet el día anterior a ser citados a declarar ante el juez. López Cidad y su colega Pedro Manrique confesaron que no habían buscado ni comprobado nada respecto del informe original y que simplemente se habían limitado a firmarlo por indicación de Escribano.
Nueva copia
También dijo que sólo hace unos días, a partir del 25 de septiembre pasado, supo por un informe extraído por un compañero de Internet que el ácido bórico podía ser utilizado para estabilizar artefactos pirotécnicos.
Los tres peritos admitieron ante el juez que no disponían del dictamen que habían elaborado en 2005 y que había merecido el reproche de su superior Francisco Ramírez, y que por tanto, cuando el jefe de la Unidad, José Andradas les pidió todos los informes que hubiera sobre análisis de muestras del sumario del 11-M, Escribano volvió a imprimir una nueva copia que les pasó a Manrique y López Cidad a la firma.
Por su parte, el jefe de la Sección, Francisco Ramírez, declaró ante el juez que los tres peritos se habían extralimitado en sus observaciones, aunque el análisis de la sustancia era correcto. Indicó que les pidió que rectificasen su informe porque las observaciones relativas al posible vínculo con ETA y el joven antisistema no tenía ningún rigor profesional y que Escribano se negó a hacerlo. Aseguró que el dictamen de los peritos nunca fue un documento oficial, pues él no dio el visto bueno, y que tenía facultades para reasignarse como perito, como así hizo.
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