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Vicky Peña canta "con admiración" a Kurt Weill en el Espai Lliure

Admiración. Es una palabra que Vicky Peña repite sin parar cuando habla de Kurt Weill, compositor alemán que formó una fecunda pareja artística con el dramaturgo Bertolt Brecht. La actriz, que se conoce al dedillo el repertorio de Weill, ofrece esta noche en el barcelonés Espai Lliure el primero de los cuatro recitales que dedicará allí al creador de canciones tan conocidas como Makinavaja, tema que en clave de jazz convirtieron en un éxito de masas Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, o Jenny la de los piratas, tonada cazallera que Nina Simone interpretaba con un histrionismo insuperable.

Aunque las canciones son el cuerpo central del espectáculo, la música se alternará con pequeños apuntes sobre la vida y obra de Weill, desde su etapa berlinesa hasta la consagración popular en los escenarios de Broadway, donde se dedicó a revolucionar el género musical con taquillazos tan aplaudidos como Lady in the Dark, que contó con un libretista de lujo: Ira Gershwin. Como tantos coetáneos suyos, Weill formó parte de la diáspora judía que tuvo que emigrar forzosamente de Alemania para escapar de la garra nazi. Peña actúa acompañada al piano por Jordi Camell, mientras que del texto se ha encargado Damià Barbany.

Evitar las comparaciones

En la presentación del espectáculo -titulado con garbo Al llarg del Kurt y del que se ofrecen tres funciones más los días 8, 15 y 22 de este mes- la actriz subrayó que su aproximación a la obra de Weill es "modesta" y fruto de la "admiración". Aunque reconoció que no tiene la técnica de Ute Lemper ni la intensidad dramática de la legendaria Lotte Lenya, con la que el compositor se casó dos veces, Peña defendió las virtudes de su propuesta, que antes de recalar en Barcelona cosechó un aplauso unánime en otras poblaciones catalanas y en Madrid.

Junto con las ya mencionadas, el repertorio de la velada abarca una docena más de canciones, entre las que no faltan las bellísimas Bilbao, Alabama Song, Je ne t'aime pas, Speak Low y September song, éstas dos últimas habituales en grabaciones de Billie Holiday o Sarah Vaughan, divas del jazz que ayudaron a popularizarlas con sus voces irrepetibles. Son tonadas de esas que el poeta Philip Larkin calificaba de inmortales porque se pueden silbar.

Peña, que ya intervino en la Òpera de tres rals dirigida por Mario Gas en el teatro Romea, dice sentirse muy cómoda cantando a Kurt Weill porque sus composiciones se enmarcan en el género musical y son, por lo tanto, idóneas para una actriz. "Su obra debe ser interpretada, no sólo cantada". Barbany, al que la actriz definió como una "rata de biblioteca", dedicó mucho tiempo a seguir el rastro del compositor para trazar "un retrato humano y artístico". A pesar de los malos augurios de los críticos, la inspiración de Weill siguió en brecha tras su ruptura con Brecht.

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