Educando al Kun

"Yo le decía que hiciera lo que quisiese. Todos los demás tenían una indicación menos él". Así conducía Pedro Monzón, ex entrenador del Independiente, "la sangre de potrero" de Sergio Agüero: "Aquí tiene su camiseta, diviértase". Javier Aguirre, el entrenador del Atlético, no comparte esa receta. El argentino sí recibe instrucciones en Madrid. Muchas. "Es un niño en un campeonato muy competitivo", dicen en el club. "Le trato con el regaño, el estímulo, la reprimenda, la paga, la consola", confirma el técnico mexicano. En definitiva, como a un niño. Un chaval que mañana, se supone, volverá a hacer pareja con Torres, esta vez en el césped del Bernabéu ante el Madrid.

A Sergio Lionel Agüero, de 18 años y un coste de 27 millones de euros, le gustan la prensa y las bromas. Las canciones -ha grabado un disco de cumbias- y la charla junto al mate. Las palmadas a Galletti, su mejor amigo, los consejos de Maxi, su mentor. El asado en día libre. La diversión. Agüero, parecía, era tímido. Un muchacho de Flores, un arrabal muy humilde de Buenos Aires, con una educación muy precaria, que clavaba los ojos en el suelo.

Falso. Seguido por un pequeño séquito de al menos cinco personas, incluido su padre, de 38 años, sus tíos y otros parientes, Agüero, el debutante más joven de la historia de la Liga argentina (15 años y un mes), nunca baja la mirada en el vestuario. De hecho, aunque no le molesta en exceso, se siente sobreprotegido por sus dos representantes, que viven en su mismo domicilio, y los directivos del club. Todos celosos de que no se les vaya de las manos.

"Es un tipo fantástico y sabe escuchar", dicen de él desde la cúpula del club. Agüero supo reflexionar y frenar los impulsos exhibicionistas de sus familiares. Reprimir el deseo de competir con los veteranos en el cubicaje de su vehículo. Tiene un BMW de baja gama. Evitar la ostentación de las enormes villas con caminillos internos. Vive en un adosado. Además, rechazó regalos de diversas compañías y se empeñó en pagar su factura.

"Es brillante, pero muy joven". La referencia a la edad del Kun no es un dato biográfico. A Javier Aguirre le preocupa su adaptación al fútbol europeo. Pero también lo que pasa por su cabeza. El entrenador mexicano no tiene dudas del jugador. "Ni como futbolista ni como persona", según una fuente del club. Pero sí en cuál es el modo "más prudente" de manejar su progresión. "No está maduro", dicen los jugadores, que recomiendan la prudencia a quien consideran un "gran chaval algo vacilón". "Debe ir poco a poco", insisten.

Una recomendación improbable en un chico que recurre al engaño en el campo fiándose de los mensajes que le manda el sol.