El arquitecto Yona Friedman apuesta por regenerar
los edificios sin demolerlos El autor de 'La arquitectura móvil' afirma que la vivienda debe incluir ideas de sus usuarios
Yona Friedman, arquitecto húngaro de 84 años afincado en París y autor del manifiesto La arquitectura móvil (1956) -que planeaba una estructura urbana sobre pilotes que puede desplegarse sobre terrenos no construíbles-, aseguró ayer en Sevilla que la arquitectura no está al servicio de sus usuarios, sino de promotores y los políticos. Friedman, quien presentó su libro Pro domo el pasado jueves en la capital andaluza, apuesta por regenerar las ciudades sin demoler sus edificios "transformándolos con las ideas de sus habitantes", afirmó.
Las teorías de Yona Friedman, que han influido en grandes arquitectos internacionales como Kenzo Tange, Arata Isozaki o Bernard Tschumi, se basan en el "intervencionismo social dentro de la arquitectura", apuntó ayer en Sevilla el propio arquitecto cuyas obras pueden verse hasta hoy en la exposición Utopías realizables del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en La Cartuja de Sevilla.
"Hasta ahora, los edificios no le han dejado ninguna libertad al individuo. Simplemente los arquitectos se imaginan cuáles son las necesidades de esas personas, aunque a veces esas suposiciones no son reales", comenta Friedman, un profesional a quien ni los años, ni el hecho de que muchas de sus obras no se hayan realizado han conseguido mermar su entusiasmo. "Hay que construir sobre los edificios, sin destruirlos y esto es posible, ya se está haciendo en China", afirma.
"En otras industrias, como por ejemplo el vestido, se fabrica en masa pero, sin embargo, nadie viste igual al otro; salvo en el caso del ejército. Creo en la libertad individual, es una importante cualidad del ser humano, tanto que si la cortamos, el hombre puede ser igual al perro", argumenta el artista quien en 1957 fundó el Grupo de Estudios de Arquitectura Móvil (GEAM) para poner en práctica su ciudad espacial que imaginaba como una estructura sobre pilotes que puede alternarse con otros volúmenes, como una ciudad ya construida, planear sobre terrenos agrícolas o áreas no construíbles.
Entre sus experiencias de remodelaciones realizadas con la colaboración de los usuarios, Friedman destacó el Instituto Henrí Bergson en Angers (Francia). "El Ayuntamiento tenía un proyecto para construir un nuevo edificio que la comunidad escolar rechazó y entonces hicimos un proyecto según sus necesidades para transformar el edificio existente, de unos 25 años. Mi papel como arquitecto fue la realización técnica y controlar los costes para que no se dispararan", recuerda.
El arquitecto apuesta por el uso de viviendas desmontables con el menor impacto posible sobre el medio ambiente. "En un encuentro sobre Distribución de Espacios Públicos en Bolonia (Italia) sentamos las bases para realizar viviendas que fueran como muebles, que se puedan montar y desmontar para ubicarlas en otro sitio según las necesidades.
Yona Friedman, que estuvo hace 45 años en Sevilla, comentó tras su paso por la ciudad: "El centro histórico no ha cambiado, el resto simplemente no existía y la mentalidad de la ciudad ha mejorado. No podía se de otra forma".
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