Nadal es un seguro de vida
El mallorquín remonta un complicado partido contra Volandri y decide la eliminatoria a favor del equipo español ante una afición entregada
Primero alzó los brazos y tiró la raqueta a la tierra. Después saludó a su equipo, más tarde saltó la valla y recorrió media pista para chocar las manos con los aficionados. La vuelta la acabó tocado con un sombrero de paja que le dio un seguidor pese a que en estos tres días en Santander apenas se ha visto el sol. Vitoreado como un héroe y con la grada coreando su nombre, Rafael Nadal quiso celebrar así en La Magdalena su complicada victoria ante Filippo Volandri, número uno italiano y 37 del mundo, triunfo que permitió a España sentenciar la eliminatoria ante Italia para permanecer en el Grupo Mundial de la Copa Davis, saldada finalmente con 4-1. El mallorquín, que acusó el esfuerzo mental de los dos días anteriores, venció al toscano por 3-6, 7-5, 6-3 y 6-3 en tres horas y 17 minutos. David Ferrer ganó el último punto, ya de trámite, bajo una intensa lluvia, ante Andreas Seppi por un doble 6-2. El sorteo de la próxima eliminatoria se celebrará el próximo jueves.
"Rafa estaba grogui y no encontraba el modo de dañar a Volandri", opinó Sánchez Vicario
"Queremos daros las gracias porque pasamos muchos momentos complicados y sin vosotros habría sido imposible", dijo Nadal, ya con el micrófono en mano, al término del partido, mientras el público coreaba "¡Raaafaaa! ¡Raaafaaa!" y el resto del equipo, que le acompañó en la pista, se plegaba a sus pies. Fernando Verdasco, que jugó el dobles, afirmó que gracias a Nadal, España -"aunque yo ayudara un poco"- ganó los tres puntos; Tommy Robredo confesó que tenía que aprender del mallorquín; David Ferrer, en la rueda de prensa, tras su victoria, exclamó: "¡Pues claro que es un chollo tener a Rafa!". Y Emilio Sánchez Vicario fue categórico: "Cualquier capitán soñaría con tener un jugador así".
Todos los elogios fueron pocos porque el equipo español tiene en Nadal una mina. Ayer pasó unos tremendos apuros para vencer a Volandri y alcanzar su 62 victoria consecutiva sobre tierra batida. La garantía del mallorquín es tan absoluta que, como reconoció él mismo, a veces la gente se olvida que el rival también juega. Pero en una situación límite, exprimió una de sus mejores virtudes: la de no rendirse nunca. No fue ayer un problema físico, como le pasó hace un año al jugar el tercer partido en Nápoles -"Nada que ver: allí estaba hecho polvo"- pero se le agotó la energía y se quedó sin fuerza mientras el italiano soltaba el brazo. Le salió todo al toscano: sus reiteradas dejadas, sus golpes de derecha y de revés, mientras Nadal se quedaba plantado en la tierra. Perdió la primera manga (3-6) ante la sorpresa del público, que acudió corriendo a la pista después de que el partido empezara con retraso porque amenazaba tormenta.
"Estaba un poco cansado mentalmente. Me faltaba energía y no tenía fuerzas ni para animarme. La tensión y los nervios son muy distintos en la Davis. Yo nunca juego tres partidos en tres días", explicó después. Ni los gritos del público -"¡Ahora! ¡Vamos Rafa!"- ni los de sus padres y su entrenador servían de estímulo. Nadal seguía sin reaccionar. Sin nada que perder, Volandri debió jugar la mejor hora y media de la temporada hasta que llegó el momento crucial: con 5-4 y con Nadal sirviendo, se colocó 0-30. Ahí estaba el partido. A dos puntos del set. Ahí podía estar la llave para empatar la eliminatoria a dos. Pero una bola se le fue larga -"Se me escapó por cinco centímetros: no se le pueden dar a Nadal esas ventajas", afirmó el italiano- y luego el mallorquín metió otra bola ganadora.
Y así, como explicó después el español, cambió el chip y la historia del partido mientras por megafonía sonaba el "¡Viva España!" de Manolo Escobar. Volandri ya no fue el mismo: permitió que Nadal se adjudicara la segunda manga por 7-5 y se le fue la tercera con un 1-4. Las fuerzas le volvieron a flaquear a Nadal y Volandri reaccionó. Nunca se puede dar a un italiano por derrotado pero a Nadal tampoco. Y así, con todo el equipo animándole por consejo del médico, sin perder energía, celebrando los puntos, impidió a su rival llevar la iniciativa. Acabó ganando el tercer y cuarto set por el mismo tanteo: 6-3. A la segunda bola de partido, Nadal firmó la victoria y llegaron los abrazos y la explosión de alegría.
Sánchez Vicario, que ya había decidido que David Ferrer jugaría el quinto punto pasara lo que pasara, respiró aliviado. "Es que estaba tocado y físicamente grogui sin encontrar la fórmula de hacerle daño a Volandri", opinó el capitán. "Hemos intentado seguir los consejos de Toni, su entrenador. Pero sólo él sabe de dónde ha sacado las fuerzas hasta soltar el brazo, y después ha aguantado mejor que su rival. Su mérito ha sido enorme. Ha sido una lección muy grande ver como se ha repuesto".
Volandri se fue al menos orgulloso por haber tuteado a Nadal. El capitán italiano, Corrado Barazzutti, le definió como un monstruo. "Sabe elevar el listón cuando las cosas se le complican", admitió. Y el mallorquín, contentísimo, se fue feliz de Santander con un ruego: pidió tener suerte en el próximo sorteo de la Davis y jugar en casa. "Lo pido cien veces por favor".
Resultados de las semifinales por el título: Argentina, 5 - Australia, 0. Agustín Calleri-Paul Hanley, 6-0 y 6-3. El quinto partido no se disputó por incomparecencia de Wayne Arthurs. Rusia, 3; Estados Unidos, 2. Dmitry Tursunov-Andy Roddick, 6-3, 6-4, 5-7, 3-6 y 17-15. James Blake-Marat Safin, 7-5, 7-6 (4). Argentina y Rusia disputarán la final a comienzos del mes de diciembre en Moscú.
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