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Análisis:Mercé 2006
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Decepción y bronca

La lluvia nunca quiere perderse las fiestas de la Mercè y, de vez en cuando, decide copar protagonismo. Así sucedió el sábado por la noche. Mientras el correfoc daba sus últimos trallazos en la Via Laietana, en la cercana avenida de la Catedral los semblantes mostraban desánimo. Era la hora, pero el escenario estaba inundado.

Aunque parezca increíble, el gigantesco escenario no tenía ningún tipo de protección, lo que imposibilitaba cualquier actividad a la mínima gota. Si antes lo del "marco incomparable" podía servir de excusa, ahora ya no vale porque la fachada de la catedral es un horrible enjambre de andamios y publicidad. La lluvia lo dejó inservible y hubo que suspender una fiesta que se preveía grande: Ojos de Brujo con colaboradores de tanta enjundia como Pepe Habichuela y los percusionistas indios Ministry of Dhol.

A pesar de la lluvia, el público abarrotaba la zona esperando el espectáculo, anunciado para las 22.00 horas. Cuando a las 23.15 horas unos técnicos comenzaron a desmotar partes del escenario, la bronca fue monumental. Una hora después la avenida aún estaba llena y, pese a que se había anunciado la cancelación a través de un megáfono (no funcionaba el equipo de sonido), muchos confiaban en que no fuera cierto. Ya no llovía.

La misma lluvia que impidió la fiesta de Ojos de Brujo -cuyo concierto, con todos sus invitados, se celebrará dentro de unos meses en Barcelona, según la organización- dejó también sin música la plaza del Rei, la Reial y la Rambla del Raval. Y mientras en la catedral reinaba una gran decepción, en la vecina plaza de Sant Jaume las cosas se desarrollaban con total normalidad. Con el público protegido con paraguas, la asturiana de origen bonaerense Anabel Santiago triunfó con su visión moderna y rítmica de la tradicional tonada asturiana. También en la plaza de Catalunya todo funcionó a la perfección. Cuando sobre las 23.30 horas el argentino Ariel Rot pisó el escenario cubierto y comenzó su rock punzante y desvergonzado, la plaza estaba casi llena.

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