El PSOE, la modernidad y la energía

En mi opinión, a la modernidad por la que apuesta el PSOE le falta una ambición política mayor por crecer en la búsqueda de soluciones al grave problema de la energía, el de su escasez y encarecimiento, el de su insostenibilidad medioambiental, hoy día posiblemente el mayor problema ambiental del planeta, e incluso el de su también insostenibilidad geopolítica, con graves conflictos políticos internacionales provocados y motivados por el control de las fuentes derivadas del petróleo.

Me encantaría que el Gobierno apostara con contundencia y valentía por las energías renovables (solar, eólica, mareomotriz...), por los combustibles más respetuosos con la atmósfera, como el etanol (en Brasil, casi un 20% de los vehículos funcionan con este biocarburante), o decididamente por el ahorro de energía; primando y premiando la venta de vehículos híbridos que ya existen, castigando a los consumidores excesivos -como los de los grandes todoterrenos, algunos de los cuales llegan a consumir hasta cuatro veces lo que un vehículo mediano-; apostando por materiales y diseños de viviendas más y mejor aisladas, que no consuman energía en refrigeración o calefacción.

Y, en fin, echando coraje y abandonando definitivamente la energía nuclear y las térmicas dependientes del carbón y el petróleo que, por cierto, tiene los días contados. Tal decisión sería, además, una muestra de previsión a medio-largo plazo más que plausible. Obviamente es fácil entender que esto no es una política de un año, ni siquiera de una legislatura, pero hay que empezar con fuerza ya, investigando, desarrollando, incentivando, publicitando, sensibilizando, animando e invirtiendo. No tenemos tiempo que perder.