"Tots som Elvira Lindo"
La escritora se reivindica barcelonesa frente a las críticas contra su pregón en castellano en las fiestas de la Merc
El pregón de inicio de las fiestas de la Mercè de Barcelona no consiguió desembarazarse de la polémica suscitada en los últimos días por las críticas vertidas por Esquerra Republicana -con plante incluido de Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde- y otras fuerzas políticas y entidades de corte nacionalista por la elección de la pregonera, la escritora Elvira Lindo, y porque iba a hablar en castellano. Todo lo contrario. Mientras Elvira Lindo afirmaba sentirse barcelonesa -lo dijo en catalán, al final del pregón- un grupo de manifestantes se enzarzaban en una disputa verbal con gritos y réplicas en la plaza de Sant Jaume, en el exterior del Ayuntamiento de Barcelona.
Unos 20 miembros del partido antinacionalista Ciutadans-Partit de la Ciutadania, con el cabeza de lista a las próximas elecciones autonómicas, Albert Rivera, portaban una pancarta que rezaba: "Tots som Elvira Lindo" ("Todos somos Elvira Lindo"). Frente a ellos, un grupo bastante más numeroso convocado por la plataforma de defensa de la Llengua Catalana y entidades independentistas llevaban paraguas negros para hacer visible su protesta. Se gritaron y se increparon y no llegaron a las manos porque entre ambos grupos se formó un cordón policial.
Aunque la plaza estaba abarrotada -había curiosos y un espacio reservado para la orquesta-, también hicieron acto de presencia los okupas, que se sumaron a la protesta para reclamar la liberación de tres detenidos por un enfrentamiento con la policía.
Frente a la algarabía de fuera, dentro, en el Saló de Cent del Ayuntamiento, hubo nervios y emoción contenida de Lindo cuando todo el público -excepto la única regidora de ERC- se puso en pie y le dedicó un largo y cálido aplauso cuando entró y, sobre todo, cuando acabó el pregón. Un sentido pregón cargado de reconocimiento hacia Barcelona -su niñez, la adolescencia marcada por escritores catalanes- en el que Lindo reivindicó que no sólo se es por nacer sino por estar: "A las miradas propias hay que sumar las ajenas".
Ya fuera del Saló de Cent, la escritora reconoció que se había sentido "dolida" por la polémica que su elección ha desatado en Barcelona: "Me han situado en el centro de algo en lo que yo no tengo nada que ver". En parecidos términos se expresó su marido, Antonio Muñoz Molina, que se quedó en Barcelona y canceló un compromiso precisamente para arroparla: "Ella no tiene nada que ver con la utilización política que se ha hecho".
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