"Mamá, la próxima vez, a caballo"
Un centenar de escolares de Chamberí acudió ayer a clase en bici
Mateo cumplió ayer su sueño: fue al cole en bici. Durante un mes, en su clase del colegio Rufino Blanco sus profesores y algunos padres le contaron que había un día en Madrid en el que los coches no iban a ser los poderosos de la ciudad. Mateo, de nueve años, y sus compañeros de otras clases escucharon a los mayores hablar de la movilidad, de la contaminación y de las ventajas de no usar siempre el automóvil para ir de un lado a otro. Luego ellos plasmaron sus ideas en trabajos y dibujos. "Ya era hora. Todos en bici. Queremos ir a clase andando y seguros. La próxima vez, a caballo", fueron los enunciados de algunas presentaciones de los escolares.
Cien chavales de dos colegios -el Rufino Blanco, en la calle del general Álvarez de Castro, y el Asunción Rincón, en Islas Filipinas- formaron ayer un pelotón por las calles de Chamberí.
Los padres del colegio Rufino Blanco reclaman desde hace tres años un carril-bici
Inicialmente esta actividad no contó con el respaldo del director general de Movilidad, Javier Conde, pero finalmente el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, al conocerla, decidió apoyar esta iniciativa ciudadana.
El primer punto de encuentro de la mañana fue la glorieta de Bilbao. Allí esperaban a los colegiales ocho motoristas de la policía municipal. "Tras hablar con ellos acordamos que fueran en la retaguardia, y así lo han hecho", explicó Juanma Villar, miembro de Pedalibre y uno de los organizadores de la actividad. "No queríamos que nos fueran cortando el tráfico como si no pudiéramos circular en bici con seguridad por la ciudad".
Eran las 8.25 cuando este primer pelotón salió camino del Asunción Rincón. "Bajamos por los bulevares hasta la calle Vallehermoso. A lo largo de este recorrido se fueron incorporando otros niños y padres hasta sumar unos 10 chavales y otros tantos adultos. Llegamos muy pronto al colegio, a las 8.45. Luego metimos las bicis de los niños en un espacio vallado que hay en el interior", cuenta Juanma Villar.
El segundo grupo con destino al colegio Rufino Blanco tomó la salida a las 8.30 por la calle Fuencarral. De inicio pedaleaban 40 niños y unos 12 adultos, entre padres y voluntarios de Pedalibre. El recorrido los llevó por la calle Jordán hasta Olavide, donde se unieron otros 40 niños. Todos juntos enfilaron Trafalgar, y la calle general Álvarez de Castro. Allí, dos agentes de movilidad retuvieron el tráfico de Eloy Gonzalo hasta que todo el grupo pudo pasar. Al llegar al colegio algunos ataron las bicis a los árboles y farolas; otros las dejaron aparcadas en el patio del colegio.
Mateo iba en este grupo y fue de los afortunados que también regresó a casa en bici. Laura, su madre, le acompañó. "Yo no montaba en bici antes. Le compré una a mi hijo y, cuando me di cuenta de que pedaleaba tan rápido que no le podía seguir a pie, decidí subirme a una", cuenta. Ahora Laura forma parte de una plataforma de padres que desde hace tres años vienen reclamando un carril para que los niños vayan de manera habitual sobre dos ruedas.
"Mamá, somos un montón", gritó Mateo a Laura al ver tantas bicis juntas. "Los padres vamos a intentar", cuenta ella, "que esta actividad se haga al menos una vez al trimestre". "Mamá, la próxima vez, a caballo", rogó Mateo. Él y sus compañeros comprobaron ayer que Madrid puede ser diferente.
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