Una patrulla española repele con disparos un ataque de cuatro afganos en Badghis
Los atacantes, que viajaban en moto, usaron sus fusiles al ser interceptados en un control
Un afgano resultó herido leve anteanoche en un tiroteo con soldados españoles al norte de Badghis, según informó ayer el Ministerio de Defensa. El incidente se produjo cuando una patrulla española del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) respondió a los disparos que el hombre y otros tres individuos que le acompañaban realizaron contra un puesto de control de la policía afgana en la comarca de Ghormach. Los militares españoles, que estaban apoyando a los agentes locales, no sufrieron ningún daño.
Eran las 23.55 del jueves (dos horas y media menos en la España peninsular) cuando los policías afganos dieron el alto a cuatro hombres que viajaban en dos motocicletas. De acuerdo con el relato oficial, los interpelados respondieron disparando contra el puesto de control. Los soldados españoles salieron en defensa de sus patrocinados afganos y uno de los atacantes resultó herido en un brazo. Los otros tres lograron huir. Los policías detuvieron al herido y, después de que le atendiera un sanitario español, le llevaron a la comisaría de Ghormach, varios kilómetros al norte de donde se produjo el suceso.
"Aún estamos esperando el informe de la policía", declaró a esta enviada un oficial del PRT por teléfono desde Qala-i-Naw. El interlocutor, que pidió el anonimato, no quiso especular sobre la filiación de los agresores. "No sabemos, todas las opciones son posibles", manifestó. Sin embargo, admitió que, a primera vista, "no parece un ataque preparado, sino que da la impresión de que se han visto sorprendidos por el puesto de control y han reaccionado". El Ministerio de Defensa, que primero habló de insurgentes, luego dijo que podía tratarse de delincuentes.
Resulta difícil establecer la razón por la que los hombres respondieron de forma violenta a la policía. El día anterior, durante una visita a Base España, la sede del PRT en Qala-i-Naw, los militares españoles habían explicado a esta enviada que el norte de Badghis, una provincia en la que hasta ahora no ha habido actividad de los talibanes, era más problemático que el resto. "La población es más radical, hay más contrabando y también mayor delincuencia común", describieron.
Tal vez por ese motivo era especialmente importante la Operación Trueno que los soldados españoles iniciaron el pasado miércoles junto a la policía afgana. El convoy mixto salió hacia Ghormach poco antes de las ocho de la mañana con un equipo cívico-militar, especialistas en desactivación de explosivos, sanitarios, mecánico y traductor, entre otros. Aunque se tratara de una misión de rutina para colaborar en el mantenimiento de la seguridad, requirió una especial preparación logística dado que la ausencia de carreteras convierte los poco más de cien kilómetros de distancia en un viaje de 12 horas.
"Cuando vamos a los distritos del norte, lo hacemos para un mínimo de tres o cuatro días porque sino no merece la pena", explicó entonces el comandante Francisco Calvo, oficial de información pública y jefe de la unidad cívico-militar del PRT. Sin embargo, ayer nadie quería adelantar cuándo esperaban su regreso -"dentro de poco"- o cuántos soldados integraban la operación.
"La misión prosigue con pequeños cambios", fue todo lo que se avino a revelar el interlocutor anónimo. Entre esos cambios, señaló el que parte del convoy acompañara a la policía afgana hasta la localidad de Ghormach para entregar al detenido, "algo que no estaba previsto". Pero la fuente no quiso precisar si el convoy había cambiado su ruta, adelantado el regreso o suprimido alguna de las actividades que tenía previsto realizar.
El tiroteo de Ghormach es el segundo incidente esta semana en el que se ven implicadas las fuerzas españolas desplegadas en Afganistán, pero el primero en el que afecta a las tropas destinadas al PRT de Badghis. El resto de los casos han sucedido en la provincia de Farah, cuando soldados de la Base Logística Avanzada de Herat realizaban misiones de apoyo.
El pasado lunes, un artefacto explosivo estalló al paso de un convoy de la Compañía de Acción Rápida en la citada Farah, sin que produjera heridos o daños materiales. En esa misma provincia, una mina mató el pasado 8 de julio al soldado español de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández. Cinco semanas después, el 14 de agosto, un vehículo camuflado con el que militares españoles recogían información recibió varios impactos de arma corta sin consecuencias a 30 kilómetros al sur de Farah capital.
España tiene desplegados en Afganistán en torno a 680 soldados como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), una operación de Naciones Unidas que lidera la OTAN. De ellos, unos 200 están destinados en el PRT de Badghis y el resto en la Base Logística Avanzada de Herat, incluidos los 140 de la Compañía de Acción Rápida, además de algunos oficiales en el cuartel general de ISAF en Kabul. El grueso del contingente proviene de la Brigada Paracaidista, con sede en Alcalá de Henares.
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