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La mayor preocupación de las universidades

Ignacio Zafra

La Universidad Internacional Valenciana ha pasado en pocas horas a convertirse en la principal preocupación de los rectores. El jueves por la mañana ese lugar todavía lo ocupaba la financiación: Un año después de suscribir con Camps los convenios para construir infraestructuras docentes básicas y centros de investigación (por una suma total de 152 millones de euros), los rectorados habían recibido poco más que calderilla.

A ello había que sumar los 41 millones que Camps se comprometió a destinar a la Universitat de València en marzo: medio año más tarde, la institución seguía sin ver ni un euro.

El jueves por la tarde, sin embargo, se firmó el convenio del convenio. Un documento en el que los rectores confían para poder empezar a ejecutar las obras. El acuerdo in extremis, a nadie se le escapó, tenía entre sus finalidades suavizar la acogida que los rectores habían de deparar a Camps en el acto de ayer. La maniobra funcionó en parte; el discurso elaborado por el rector Francisco Toledo, acordado con sus homólogos, era más severo con el presidente antes de que el jueves se firmara el convenio.

Despejada relativamente la incertidumbre de la financiación, la universidad internacional apareció como el primer problema. Aunque en realidad ambos están relacionados. Los rectores saben que entre octubre de 2005 y ayer las universidades valencianas habían recibido 11 millones de euros para construir los edificios que consideran urgentes. En ese tiempo el Consell se había comprometido a entregar 193. Y saben también que la Generalitat ha anunciado que la universidad internacional se pondrá en marcha en el curso 2007-2008 con un presupuesto mínimo de 12 millones de euros.

Pero el dinero no es la única objeción. Todavía el jueves, en la apertura del curso de la Universitat de València, el director general de Universidades afirmaba que en "los próximos meses" se informará a los rectores sobre la estructura y la forma que tomará la nueva institución. Se conoce el presupuesto; el posible rector (Jaime Siles); su sede (Castellón), y las 12 titulaciones que ofertará vía Internet. Pero aún nadie ha explicado a los rectores cuál será su naturaleza jurídica. Y desconfían; creen que la universidad internacional gozará de las ventajas organizativas de una empresa privada mientras se alimenta del presupuesto público.

Tampoco les ha desvelado nadie si servirá para algo más que para quitarles estudiantes. En una época en la que los clientes escasean.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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