Presos y discriminados políticos
La vía abierta por Isabel García Marcos al considerarse una "presa política" está siendo aprovechada por otros personajes que no tienen remilgo alguno a la hora de retorcer el lenguaje para explicar lo inexplicable. Si con la ex edil marbellí nos llevamos las manos a la cabeza por lo exagerado de sus palabras y su falta de conexión con la realidad, qué decir del episodio vivido por Luis Carlos Rejón, vilipendiado, según él, por querer echar una mano a la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, de cara a las próximas elecciones. Que se sepa, en la dirección de IU nadie le ha impedido que ponga al servicio de la causa sus ideas y propuestas que, a lo que se ve, resultan muy valiosas, tanto que requieren de su previa contratación como asesor del Ayuntamiento para que éstas tomen forma y a eso es a lo que no están dispuestos en dicha federación. Así las cosas, el rechazo sufrido por Rejón le hace sentirse, poco menos, que como una víctima de la libertad de expresión, un perseguido por sus ideas. Grandes palabras para lo que no es más que la réplica debida a alguien que ha despreciado la organización de la que ahora se quiere beneficiar. Después de este capítulo, y las ganas de balón que demuestra el político cordobés, no es de extrañar que busque acomodo en otras siglas y si antes lo hizo en el territorio del nacionalismo, más o menos, radical de Pacheco y Rovira, ahora, tal vez, sea en el PA de Julián Álvarez en donde le den cobijo. Todo es cuestión de esperar, cualidad que parece no atesorar el alcalde de Camas (Sevilla), Agustín Pavón. No está dispuesto a aguardar su nominación como candidato hasta el mes de diciembre, tal y como lo ha determinado la dirección de IU, y presiona para que sea elegido ya a pesar de estar imputado en un caso de corrupción en su ayuntamiento. Éste es otro que también se considera una víctima, en este caso, de la lentitud de la Justicia que ha de determinar la verdad legal del asunto, puesto que estima que "el pueblo ya le ha perdonado". Hacen bien en IU en no ceder ante tan peregrina y demagógica teoría.
Y estas escaramuzas internas se producen en el momento en el que, esta semana, se afronta en el Congreso de los Diputados el proceso final de aprobación de la reforma del Estatuto andaluz, fase en la que IU ha jugado un papel de primera fila. En su seno cunden algunos nervios al observar el flirteo que mantienen PSOE y PP, aunque ya Chaves ha advertido que cualquier acuerdo con los populares debe basarse en lo establecido, previamente, con los izquierdistas. En su eterna carrera hacia el centro ¿cuándo llegarán?; en el PP consideran que hay razones objetivas para concluir que han sido los socialistas los que han cambiado su posición y no ellos que se han mantenido firmes en sus postulados. Además, se equivocan, de nuevo, en su análisis, y fijan su estrategia como si se estuviera reeditando, dicen, lo peor del "felipismo". Los socialistas callan y ponen cara de Semana Santa, no se vayan a asustar y al final se arruine el posible acuerdo que, de conseguirse, está claro que les va a beneficiar más a ellos que al mismo PP. Ocurre igual que con el Foro de Diálogo sobre Gibraltar. La derecha no ha hecho más que boicotearlo con su escepticismo, animados por el grito de ¡Gibraltar español! que tan firmemente entonara días atrás Mariano Rajoy junto al ex gilista, Juan Carlos Juárez, el alcalde de La Línea. Desprecian así las enormes ventajas que los vecinos de la comarca van a obtener del acuerdo que se cerrará hoy en Córdoba.
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