Espacio privado
El lanzamiento al espacio de la millonaria estadounidense Anousheh Ansari, previsto para esta semana a bordo de un cohete ruso Soyuz, con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS), no sería novedad si no fuera porque es la primera mujer turista espacial. Tres varones la precedieron en salir al espacio a unos 400 kilómetros de la Tierra, pagando por ellos 20 millones de dólares.La astronáutica privada va camino de convertirse en práctica rutinaria. Cuando el proyecto Apolo llevó al hombre a la Luna hace casi 40 años esto era inimaginable. Neil Amstrong y sus compañeros no compartían nave con turistas. Hoy, sin embargo, los astronautas profesionales y científicos viajan con pasajeros que llegan con billete.
Rusia, con una industria espacial exhausta tras el colapso de la Unión Soviética, hizo de la necesidad virtud al tomar la iniciativa de ofrecer plazas de pago en sus naves Soyuz con destino a la ISS. Se vio beneficiada por el parón habido en la NASA tras su catástrofe con el Challenger. Comenzó con viajes para astronautas de países o agencias sin transporte espacial propio, asi ocurrió con el español Pedro Duque y siguió con los particulares. Ahora el sector "turístico" privado norteamericano también ofrece ya aventuras espaciales. Pero lo cierto es que no se han cumplido los augurios de los grandes visionarios de la nueva revolución tecnológica espacial que supusiera un gran salto cualitativo en el transporte por el espacio. Los astronautas profesionales como los turistas siguen por ahora accediendo al espacio en naves y cohetes que tienen ya muchos años a sus espaldas, sin que haya nuevos medios de acceso al espacio que haga estos vuelos más rápidos, seguros y baratos
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