Ocurrencia y recurrencia
Tengo días más o menos ocurrentes, y otros recurrentes. A la hora de escribir, me refiero, porque lo que es a la hora de pedalear es otra historia. Ahí no hay ni ocurrencia ni recurrencia que valga, ahí lo único que vale es aguantar, puesto que a estas alturas, en la tercera semana de carrera, yo estoy (iba a decir estamos, pero me lo he pensado mejor y creo que me equivocaría gravemente) en un grado que se puede definir como más que cansado y un poco menos que prácticamente muerto. Lo que se traduce en que voy justito justito y sufriendo tan sólo para aguantar. Menos mal que no falta nada.
Vuelvo al principio que me pierdo, hoy [por ayer] es precisamente un día de los recurrentes. Si hay por aquí algún lector que además de fiel, tenga buena memoria -quizá esté pidiendo demasiado-, quizá recuerde que hace un par de años me declaraba oficialmente en venta en los artículos que escribía durante la Vuelta a España. Utilicé obviamente mis columnas para darme publicidad y autopromocionarme, es lícito. Y no funciono mal, por cierto. Además, la sombra del INEM es grande y alargada, y uno nunca sabe. Al final deshojé la margarita y fueron los holandeses del Rabobank los que se llevaron el gato al agua -ahí yo y mi modestia-.
Este artículo es por lo tanto recurrente porque la historia se repite; este año he vuelto a estar en venta, pero sin embargo no ha sido necesario hacer campaña. ¿Porqué?. Pues porque sencillamente se ha dado el caso de que los holandeses están contentos conmigo y yo estaba igualmente contento con ellos, así que para qué marear la perdiz cuando todo está bien donde está. El día de descanso en Almería firmé con ellos mi renovación, así que ahora que puedo seré sincero: me compadezco de ellos, me tendrán que aguantar al menos un año más. O sea que, aunque no he dicho nada estos días, estoy de enhorabuena. Ellos, si lo piensan bien, quizá no tanto.
Y también es recurrente el día porque he vuelto a estar en fuga por las mismas carreteras que ya me vieron fugado hace tres años. Curioso. Entonces la etapa salía de Jaén y terminaba en Sierra Nevada. Ayer la etapa salía de Granada y terminaba en la Pandera, pero el recorrido para unir las dos capitales era exactamente el mismo, entonces en dirección norte-sur y ayer en sentido contrario. Las dos veces la fuga no llegó a buen puerto, tan sólo conseguí darme una paliza gratuita. Pero ya se sabe que como dice el tópico -que oportuno recurrir a un tópico es un día recurrente-, el fútbol es así, uy perdón por el lapsus, el ciclismo, quiero decir. Si es lo que siempre digo, lo que hace el cansancio, ya desvarío y todo; como decía más arriba, menos mal que no falta nada que si no....
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.