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Reportaje:

Viaje al tiempo detenido de Pere Formiguera

El Espai Caja Madrid y el Museo de Sant Cugat presentan una retrospectiva de la obra del fotógrafo

Toda fotografía detiene el tiempo, lo congela; pero seguramente uno de los fotógrafos que más han investigado sobre él ha sido Pere Formiguera (Barcelona, 1952), especialmente a través de su conocida serie Cronos (1991-2001), en la que retrató a 32 personas cada mes a lo largo de 10 años. Este interés por la memoria, aunque no es obsesivo ni único en su ya amplia trayectoría, se refleja en otras muchas series y también en su trabajo como historiador y comisario de exposiciones. Ahora también ha detenido su tiempo en una retrospectiva que hasta el 19 de noviembre puede verse en el Espai Cultural Caja Madrid en Barcelona (plaza de Catalunya, 9). Pere Formiguera. Revisions 1974-2006, que reúne unas cien fotografías y tiene como comisario al especialista Juan Naranjo, está producida por el Museo de Sant Cugat, donde se presentará del 28 de noviembre al 21 de enero.

La exposición recoge algunas series ya muy conocidas, como la antes citada, Cronos, ulls clucs (1997-2000), en la que el artista retrató a conocidos personajes con los ojos cerrados -"les convencí diciendo que el retrato les permitiría verse como nunca antes habían podido hacerlo", indicó ayer-, y Fauna secreta, una instalación realizada en los ochenta en colaboración con Joan Fontcuberta en la que se inventaron un naturalista que supuestamente había documentado unos extraños seres creados por un taxidermista con fragmentos de distintos animales. Pero, seguramente, lo más novedoso de la exposición es el hincapié que hace en la faceta más híbrida del trabajo de Formiguera, interesado desde sus inicios por romper barreras y combinar diversas técnicas en una sola imagen.

Este aspecto se refleja en varias de las series exhibidas y aparece a lo largo de los años. Así, la exposición -dividida en ámbitos conceptuales- se inicia con una serie de polaroids, una técnica en trance de desaparición, realizada en los años setenta. El artista manipulaba la imagen en el momento mismo de su autorrevelado, otorgándole un carácter cada vez más pictórico que, señala, a veces parecía reflejar sólo "la química de la fotografía" en sentido estricto.

"Siempre me ha interesado el aspecto táctil de la imagen, y en fotografía casi siempre tienes que ir con pinzas, por eso disfrutaba mucho ensuciándome las manos", indicó Fomiguera, que utiliza esta combinación de pintura y fotografía en otras series, como Porta d'aigua, paisajes del puerto de Barcelona; Portrait de famille,serie que aún no se había visto en Barcelona pese a estar realizada en 1990, y Diàlegs amb la pintura (2005), en la que recrea cuadros que le atraen especialmente. Primero fotografía en blanco y negro los elementos del cuadro, para colorear después el resultado, volverlo a fotografiar e imprimirlo en papel acuarela. El resultado casi siempre plantea la duda sobre la naturaleza real de la imagen, algo constante en su obra, más centrada en el concepto que en el documento.

El artista presenta su última serie, Capses (2006) -en la que de nuevo da vueltas a la memoria-, en la galería Fidel Balaguer (Consell de Cent, 315, entresuelo 2ª), hasta finales de octubre.

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