El 80% de los afectados por el brote de hepatitis tiene el mismo virus que Maeso
Los peritos genetistas no tienen dudas: "150 pacientes muestran cero diferencias con la secuenciación de la muestra del doctor Maeso; 69 pacientes tienen sólo una diferencia". Eso significa, según confirmaron al fiscal, que el 55% de los 276 pacientes afectados por el contagio que se imputa al anestesista Juan Maeso tiene un virus de la hepatitis C coincidente con el del médico, y un 25% tiene sólo una diferencia, sin que ello rompa la relación con el procesado. Los genetistas comparecieron ayer en el juicio y aseguraron así que el 80% de los afectados tiene el mismo virus que Maeso. Ambos especialistas, Fernando González y Andrés Moya, agregaron que esa proporción supone "un dato importante porque habla del volumen del problema, de la proximidad de las transmisiones". González y Moya dijeron que la proporción es importante sobre el total de pacientes y lo es igualmente sobre las 346 muestras analizadas. "Nunca hemos encontrado una muestra con un valor que se acercara tanto", aseguraron.
Los peritos genetistas aseguraron a la sala que los resultados de sus informes no son compatibles ni con un contagio cuyo origen pudiera estar en un fallo en la cadena de esterilización ni con una donación realizada en un periodo ventana que hubiera impedido la detección del virus. "En la mayoría de los casos que hemos investigado, la fuente de contagio es puntual en el espacio y en el tiempo. El resultado de esta investigación es incompatible con un contagio por hemoderivado o por un fallo en la cadena de esterilización, son hospitales distintos".
Reloj molecular
Más aún, los genetistas descartaron que el virus pudiera sobrevivir en un medio hostil. Afirmaron que la vía de contagio es por el contacto sanguíneo y que el virus sólo vive en conexión con células. "Si hubiera sido, por ejemplo, un fallo en la esterilización del instrumental, el contagio se produce en el momento, pero no de más de dos pacientes, de uno al siguiente, no a otro al que se vuelva a aplicar el instrumento un mes después".
González y Moya también comentaron el informe de datación, en el que se estableció una horquilla de fechas de contagio posible cruzando las fechas de riesgo, las de analíticas negativas previas a la intervención de los pacientes y los resultados positivos de hepatitis C obtenidos tras el paso por quirófano. González explicó que el informe se basa en el reloj molecular, que es el número de cambios que se acumulan en un virus desde que se separa de su origen común. Esos cambios son proporcionales al tiempo que transcurre desde que se desligaron del origen común. El informe concluye que los afectados se contagiaron entre 1988 y 1998 y que la única fuente posible es Maeso. Tanto González como Moya dijeron que el estudio recoge la evolución individual de los virus de los pacientes, pero que la visión de conjunto marca un ritmo evolutivo que les permite concluir que no hay otra vía de contagio.
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