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La investigación del 11-M

El ex minero procesado por el 11-M: "Mientras 'El Mundo' pague, yo les cuento la Guerra Civil"

El PP lleva al Congreso su sospecha sobre una conspiración en el 11-M tras la última versión de Trashorras

"Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española". El ex minero José Emilio Su árez Trashorras, acusado de facilitar el explosivo con el que los terroristas del 11-M perpetraron el atentado más grave en la historia de España, se desahogaba así en la cárcel, en marzo de 2005, en una conversación con sus padres, a cuya transcripción ha tenido acceso EL PAÍS.

Unos días antes, en febrero, el diario El Mundo había entrevistado a un delincuente habitual, José Ignacio Fernández Díaz, apodado Nayo, antiguo secuaz de Trashorras en negocios de narcotráfico. En la entrevista, aparentemente realizada en la República Dominicana, Nayo se despachaba contra el ex minero, al que acusaba de traficar con explosivos y colaborar con ETA.

El procesado, al juez: "Yo no sabía que iban a entregar sustancias explosivas"
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Trashorras llevaba casi 12 meses en prisión. Sus conversaciones se grababan, como se realiza normalmente al tratarse de un recluso por delitos de terrorismo. Desde el atentado, el ex minero había prestado cuatro declaraciones ante el juez Juan del Olmo. Y había cambiado su versión de los hechos otras tantas veces. Pero su situación procesal seguía siendo la misma.

Así que en la cárcel, hablando con su padre, Trashorras dejó traslucir lo que parecía un cambio de táctica: pasar a la ofensiva. Para ello, eligió un periódico determinado. La conversación se desarrolló así:

Trashorras. Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española. Desde que nací. Desde la Guerra Civil hasta ahora. Si te vienen con un chequecito cada... ¿Por qué piensas que lo hizo Nayo?

Padre. Por dinero, si ya se sabe.

Madre. Yo no sé por qué la justicia no le cierra la boca a El Mundo...

Trashorras. Porque tienen más dinero que todos ellos juntos, no te jode. Son unos mercenarios. Te pagan a ti para que cuentes cuentos.

Trashorras maduró su plan. Unos días después pidió a sus padres que le consiguieran el teléfono de Fernando Múgica, el periodista de El Mundo que, según dijo en sus conversaciones telefónicas, más le había gustado, siempre según la transcripción.

En las semanas siguientes, se preparó a fondo. Reclamó recortes de lo publicado en el diario Libertad Digital sobre el tema, y que en esencia, se limita a servir de altavoz a las teorías de El Mundo. Libertad Digital es una página web cuyo editor es Federico Jiménez Losantos, el periodista de la cadena de radio de la Conferencia Episcopal que cada día alimenta la teoría de que en torno al 11-M hubo una conspiración contra el PP en la que pudo participar el PSOE.

El Mundo publicó la semana pasada la entrevista a Trashorras. Su autor es Fernando Múgica.

Y de inmediato, en una pauta que se repite desde hace dos años, el PP prestó su apoyo político. Las respuestas del ex minero, que reconoció sus simpatías con este partido político, calcan palabra por palabra editoriales e informaciones de El Mundo, e incluso alguna de las frases más repetidas por dirigentes del PP en relación con el 11-M.

- "Tienen que aclararnos el tema de los explosivos, la furgoneta Kangoo, la mochila de Vallecas y el Skoda Fabia".

- "El PSOE y sus aliados políticos han hecho que se cerrase la comisión de investigación en falso. No quieren saber lo que ocurrió porque les puede acabar salpicando, como ocurrió con los GAL".

- "No nos olvidemos que determinados mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son de la misma ideología que el PSOE, que es el gran beneficiado de los atentados del 11-M. Tampoco olvidemos que algún que otro mando policial ha estado involucrado en los GAL. Por ejemplo, el coronel Hernando, jefe de la UCO".

Suárez Trashorras remataba la faena: "Soy una víctima de un golpe de Estado que se ha tratado de encubrir detrás de las responsabilidades de un grupo de musulmanes...".

Mariano Rajoy, líder del PP, ordenó la semana pasada a su grupo parlamentario, tras la publicación de la entrevista, que insistiese con más preguntas sobre lo ocurrido, e investigase las denuncias de Trashorras, procesado por el asesinato de 191 personas en el 11-M.

Como culminación, el PP pregunta hoy al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por este asunto. Es la primera vez que este partido político lleva una interpelación sobre este tema al Congreso desde que ocurrió la matanza.

Suárez Trashorras ha hecho hasta ahora cuatro declaraciones al juez Del Olmo, donde corrige su versión de los hechos. De reconocer que vio en el maletero del coche de sus amigos "moritos" bolsas verdes con cables de explosivos pasó a negar que fuesen de explosivos, y señaló que se trataba de material de obras. En su primera declaración confesó que El Chino (suicida de Leganés al que se considera uno de los jefes del comando, y al que supuestamente facilitó el robo de la Goma 2 en la mina donde había trabajado) era partidario de Osama Bin Laden. Después dijo que nunca sospechó que El Chino fuese un islamista radical.

En ninguna de esas cuatro declaraciones al juez (17 de marzo de 2004, 4 de junio de 2004, 17 de junio de 2004, y 16 de noviembre de 2004) Trashorras declaró que, como confidente del jefe de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel Rodríguez, informase previamente sobre el tráfico de explosivos en Asturias ni del interés por esa dinamita de una célula islamista. Todo lo contrario: "Yo no sabía que iban a entregar sustancias explosivas porque si no, se lo hubiese dicho a Manolo (Manuel Rodríguez), al igual que le había dicho cuando trabajaban con hachís".

Pese a que no sabía nada de explosivos y a que nunca creyó que El Chino fuera un islamista radical, cuando se produjo el atentado pensó de inmediato que habían sido "los moritos", así les llamaba.

En la entrevista de El Mundo, dos años y medio después de los hechos, Trashorras cambia su cuarta versión y cuenta que sí avisó al policía del que era confidente de la actividad delictiva de El Chino. Aunque tampoco precisó si le habló del tráfico de explosivos: "Manolón (el policía al que le hacía las confidencias) sabía desde el día 27 de febrero, que el 28 de febrero se iba a producir un transporte de sustancias ilícitas", declaró a El Mundo.

Una vez más, el PP da por buena la versión de un imputado, frente a la versión de las autoridades judiciales. "El policía Manolón conoció las relaciones de Suárez Trashorras y El Chino. Conoció la venta de explosivos a El Chino", declaró hace unos días Jaime Ignacio del Burgo, diputado e investigador del PP.

El policía lo ha negado; Suárez Trashorras no lo ha dicho e incluso ha rechazado en sus últimas declaraciones que conociera que los terroristas se abastecieron de explosivos en Asturias. Pero el PP insiste.

El caso Trashorras constituye sólo el último episodio de un historial más largo que responde siempre a las mismas pautas. Dos años y medio después del atentado, el partido político que gobernaba entonces (PP), y bajo cuya dirección se llevó a cabo la parte fundamental de la investigación de aquel crimen masivo, mantiene sospechas y dudas sobre lo ocurrido y respecto a la gestión del actual Gobierno socialista en relación con la matanza. Para sostener su permanente exigencia de que se sigan investigando aquellos hechos, el PP se aferra a teorías conspirativas que sugieren desde la participación de ETA en el ataque hasta el apoyo indirecto del PSOE a la preparación del atentado. Ni los jueces que han analizado los hechos, ni los fiscales que han trabajado en el caso, ni los policías que han investigado el atentado ahora, ni los mandos policiales que lo investigaron durante el primer mes y medio bajo las órdenes del PP han dado el más mínimo crédito a esas teorías.

Los populares basan sus sospechas en informaciones que airean medios de comunicación afines (básicamente El Mundo y la Cope) para reclamar que se reabra la Comisión de Investigación en el Congreso. El PP insiste, pese a que esas informaciones a las que dan tanto valor han sido mayoritariamente desmentidas por el juez, el fiscal, las fuerzas de seguridad del Estado y por los propios hechos.

Gracias a esa estrategia de hacer más caso y dar más cobertura política a los delincuentes acusados del crimen que a los policías y jueces que han investigado el atentado, el PP trata de mantener vivo el caso. Diversos dirigentes de ese partido (los diputados Jaime Ignacio del Burgo, Alicia Castro, Vicente Martínez Pujalte, Eduardo Zaplana...), apoyados por Mariano Rajoy y Ángel Acebes, han cuestionado el trabajo de los jueces que han analizado lo ocurrido. Hay una sentencia firme dictada por el magistrado José María Vázquez Honrubia, de 17 de noviembre de 2004, contra un menor que participó en los hechos como colaborador de los terroristas, donde se determina cómo se robó la dinamita y se implica a Trashorras.

El PP no cree esa versión. Hay un auto de procesamiento escrito por Juan Del Olmo, el juez que investiga los hechos desde el mismo 11 de marzo de 2004, que identifica a los autores de la matanza, todos ellos islamistas radicales, con bastante precisión. Para sustentar ese auto hay decenas de informes periciales en los que han participado decenas de policías y guardias civiles, pruebas de ADN, seguimientos telefónicos que firman compañías privadas e independientes, declaraciones de testigos protegidos que estuvieron muy cerca de los criminales.

La última iniciativa del PP es una interpelación al Gobierno que se debatirá hoy en el pleno del Congreso, donde denunciará la supuesta manipulación de pruebas y ocultación de datos de los cargos públicos socialistas en relación con el 11-M.

En los dos últimos años, el PP ha alimentado las dudas respecto a lo ocurrido en el atentado de Madrid en base a informaciones que han resultado falsas. Son las que siguen:

- La inexistente tarjeta del Grupo Mondragón. Ángel Acebes, ex ministro del Interior, se quejó amargamente de que la policía (bajo su mando cuando ocurrió el atentado) le había ocultado que, entre los descubrimientos hechos en los escenarios de la matanza estaba una tarjeta del Grupo Mondragón encontrada en el salpicadero de la furgoneta robada por los terroristas para trasladar sus bombas hasta la estación de Alcalá de Henares. Acebes, que repitió durante las 48 horas que siguieron al 11-M que la hipótesis principal en la que trabajaba su ministerio era ETA, pese a que toda la policía trabajaba casi desde las primeras horas en la hipótesis del islamismo radical, se apoyaba para su lamento en una información exclusiva de El Mundo: "En la tarjeta podía leerse con claridad las palabras Grupo Mondragón. Tenía un número de teléfono fijo cuyo prefijo también llevaba al norte (...) Sin embargo, la información de esa tarjeta no volvió a mencionarla ninguno de los inspectores de la Brigada de Información ni de la Policía Científica que acudieron al lugar (...) Hay que dejar además bien claro que, para los policías que habían trabajado en la lucha contra ETA, gentes cercanas a empresas del Grupo Mondragón estaban situadas en el entorno del mundo abertzale (...). Alguien ocultó a la opinión pública y al Gobierno ese dato que, en algún momento, caminaba en dirección contraria a la cinta coránica encontrada en el interior del vehículo. Es evidente que alguien primó un objeto sobre otro para condicionar la investigación".

El jefe policial que habría ocultado al ministro esta pista fundamental era Jesús de la Morena, comisario general de Información, jefe de la lucha antiterrorista, mano derecha del ministro del Interior. Eso, si la ocultación para "condicionar la investigación" hubiera sido verdad.

Pero todo (el dato y su interpretación) era mentira. La única referencia a Mondragón encontrada en la furgoneta era una cinta de la Orquesta Mondragón. La tarjeta hallada en el salpicadero correspondía a una empresa, radicada desde siempre en Madrid y llamada Gráficas Bilbaínas y en su reverso, un mensaje irrelevante para la investigación, pero importante para el dueño de la furgoneta, que la utilizaba para informar cuando aparcaba de forma indebida: "Estoy en la calle Aranjuez, 15". El PP siguió con su apoyo a la tesis de la conspiración, porque en el informe que daba cuenta del descubrimiento figuraba la palabra Gráficas... en lugar de Gráficas Bilbaínas.

- La custodia de la mochila. La teoría de que la mochila bomba encontrada en la comisaría de Vallecas nunca estuvo en los trenes y fue colocada por alguien para dirigir la investigación hacia los islamistas surgió en El Mundo unos meses después del 11-M.

El contenido de esa mochila, entre otras pruebas, llevó hasta unos radicales islamistas que, como se descubrió al final, disponían de Goma 2 robada en la mina Conchita de Asturias, y que se suicidaron tras intentar un nuevo atentado en las vías del Ave Madrid-Sevilla y ser acorralados por la policía en Leganés.

Apenas unos meses después del atentado, el agujero negro de El Mundo sobre la mochila con patas barajó una curiosa teoría, según la cual, nadie había vigilado los objetos recogidos de la estación de El Pozo y, por tanto, la mochila que llegó en la madrugada del 11 al 12 de marzo a Vallecas podría haber sido puesta por alguien en ese lugar para implicar a los islamistas.

De nada sirvió que todos los policías interrogados por el juez ratificaran que no habían perdido de vista los objetos encontrados en El Pozo y que, por tanto, la mochila que llegó a la comisaría de Vallecas era la misma que alguien había retirado de la estación donde explotó uno de los trenes.

Lo hallado en esa mochila era similar a lo que distintos policías habían visto en otras dos bolsas cargadas con bombas que tampoco hicieron explosión en los trenes y que fueron explosionadas en el lugar de los hechos por los Tedax para evitar males mayores. En esas mochilas, según el testimonio de los policías, había una pasta blanquecina (similar a la de la Goma 2) y en ningún caso rojiza (similar a la Titadyne, utilizado por ETA).

Más de una decena de policías han declarado ante el juez que no hubo ninguna irregularidad en torno a la mochila. Pero el PP, basándose en las repetitivas informaciones de El Mundo y la Cope, lo considera una anomalía en la investigación e incluso duda de que pueda servir en el juicio del 11-M.

- La composición de la dinamita. El PP insistió con su teoría de la conspiración hace sólo dos meses al recuperar la declaración de un policía ante la Comisión de Investigación del 11-M que, en su día, pasó inadvertida para todos, incluido el PP, y que nadie consideró relevante.

Se trataba del jefe de los Tedax, experto en desactivar explosivos, pero no en el contenido de los mismos, según aclaró en la comisión. El policía declaró que el explosivo encontrado en los focos de las explosiones contenía nitroglicerina, componente habitual de las dinamitas. Sin embargo, la Goma 2 no lleva nitroglicerina, mientras que sí incluye este componente la dinamita Titadyne, habitual de ETA. Hasta aquí, la errónea declaración del tedax Jesús Sánchez Manzano, que luego rectificó por escrito. En los informes oficiales, elaborados por la policía científica en base a análisis de laboratorio, no sólo no aparece la nitroglicerina por ningún lado sino que, además, no figura ni uno sólo de los elementos que componen la Titadyne en los explosivos encontrados en la furgoneta de Alcalá de Henares, la mochila de Vallecas, el piso de Leganés o las vías del AVE Madrid-Sevilla.

Aquí, el PP vuelve a sembrar de dudas la actuación de agentes asignados a la Comisaría de Policía Científica, e incluso, cuestiona la actuación de la jefa policial, química de formación, que está al frente de ese equipo. Para apuntalar esa sospecha, El Mundo sacó a una supuesta experta en la materia, sin mencionar que se trataba de la diputada del PP María Teresa de Lara.

- La furgoneta Renault Kangoo. El Mundo llenó de objetos una furgoneta parecida a la empleada por los terroristas para trasladar las bombas y fabricó la teoría de que alguien rellenó el vehículo con distintos objetos, entre ellos detonadores y restos de explosivos. Ningún mando policial de la etapa en que el PP controlaba la policía ha validado esa teoría, basada en la implicación de algún agente en la manipulación de pruebas relacionadas con la matanza de 191 personas.

El diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo consideró que a los periodistas de El Mundo que han investigado el 11-M había que hacerles un monumento.

El ex minero José Emilio Suárez Trashorras, antes de ingresar en prisión, en una foto familiar.
El ex minero José Emilio Suárez Trashorras, antes de ingresar en prisión, en una foto familiar.LA NUEVA ESPAÑA

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