_
_
_
_
_
Reportaje:

Turbulencias de moda

Arranca la nueva Semana de la Moda de Valencia en el Palau de les Arts bajo el signo de la polémica y de lo convencional

Aunque soplan vientos turbulentos bajo el puente, la Semana de la Moda Valenciana, que integra la Pasarela del Carmen, arrancó ayer con el aliento que da el pensar en el verano y el colorido de las colecciones para los tiempos estivales de 2007, en un ambiente tan inmaculado y aséptico como es la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Una línea cosmopolita que apenas se dejó ver en su primera jornada. Nuevo nombre, nueva ubicación, nuevos presupuestos, ¿nuevos objetivos?

Una treintena de desfiles, tres conferencias, y un espacio de exhibición habilitado en más de 1.000 metros cuadrados son las principales propuestas de la I Semana de la Moda de Valencia, que se celebra hasta el próximo viernes bajo el alerón del Palau de les Arts. El nuevo certamen integra a la Pasarela del Carmen, que alcanza su XIII edición, pero, además, se abre a nuevos sectores industriales, como zapatería y marroquinería.

El desfile de alta costura buscó agradar al común denominador del paladar colectivo

El preludio de esta nueva Semana ha sido una airada polémica. La Asociación de diseñadores de Prêt-à-porter de la Comunidat Valenciana (PIV), a través de su presidente, Francis Montesinos, reiteró sus quejas públicamente por la falta de comunicación entre la Administración y los diseñadores, por olvidarse de los jóvenes creadores eliminando el desfile colectivo de los estudiantes, y por obligarles a hacer los desfiles en un espacio al aire libre nada propicio para una pasarela. "Quieren promocionar la Ciudad de las Artes y las Ciencias y se olvidan de que uno de los orígenes fundamentales de esta pasarela era impulsar la revitalización del centro histórico de la ciudad", declaró el diseñador.

Montesinos afirma que la transformación de la Pasarela y su ampliación a otros sectores textiles "es una propuesta interesante pero, hay que saber lo que se hace, aquí se confunde diseño, marca, tienda y promoción".

Un cambio de modelo capitaneado por la Consejería de Empresa. "La Pasarela del Carmen, que tenía un prestigio al ser punto de encuentro de nuestros modistos, ha dado el salto necesario y se ha puesto de largo", según el consejero de Empresa, Justo Nieto. Esta transformación ha afectado también a la dotación presupuestaria, que este año ha crecido hasta los 400.000 euros, además de las aportaciones de productos. La financiación corre a cargo en su mayor parte de Empresa, a través del Impiva, y dentro del Plan de Impulso de la Moda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Así las cosas, la primera e irregular jornada de la Semana empezó con una puesta en escena de corte clasicista que sirvió de excusa para mostrar zapatos y bolsos made in Petrer de la mano de unos efebos con mayor y menor gracia. Todo un juego de tetris de los complementos: unos botines de Hispanitas por aquí, unos bolsos plateados de Pepe Moll por allá. Superado el primer susto estético, llegó la hora de las pieles. El infierno de lo bello. La Asociación de Peleteros Valencianos (Pielval) mostraba lo que mejor sabe hacer, atender a la lógica del mercado (no siempre esto es peyorativo) con un estrecho vocabulario. Pues eso.

El público fue acudiendo a la cita. El Gremio de Sastres y Modistas cerró la jornada inaugural con el desfile de alta costura. Por un lado, con las colecciones de Miquel Suay, Jesús Murcia, Juan Andrés Mompó, Víctor Seligra y Marta de Diego. Y, por otro, Tendencias en Tejido sobre la pasarela con las colecciones de sedas de las firmas Rafael Catalá, Camilo Miralles, Tejidos Garín y Vives i Vidal. Una presentación dominada por el mínimo común denominador del paladar colectivo. Ese valor universal que es lo convencional como paisaje estético dominante.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_