Rematador Van Nistelrooy
Tres tantos del holandés, que además falló un penalti, permiten la goleada del Madrid sobre un Levante desestructurado
Corre sin fluidez, encorvado y como si arrastrara los pies y las rodillas, tan castigadas, pero domina su territorio como nadie. El área, tanto la grande como la pequeña. Allí dormita, se escapa, marca las diferencias. Habrá que verlo ante centrales de verdadera entidad. Pero, de momento, Van Nistelrooy deja constancia de tratarse de un rematador puro, sin alharacas, que conoce todos los secretos del gol. Tiene hambre por demostrarlo. Y ayer fue protagonista de principio a fin de la victoria del Madrid ante el Levante. Marcó tres goles y falló un penalti. El Madrid de Capello empieza a perfilarse aunque fuera a costa de un rival completamente desestructurado como el Levante, puesto que su dueño, Pedro Villarroel, se empeña cada año en cambiar de entrenador y de jugadores. Sin que sea posible reconocer a este equipo de una temporada a otra. Y eso se paga.
LEVANTE 1 - REAL MADRID 4
Levante: Cavallero; Ze Maria, Dehu, Alexis, Rubiales; Berson (N'Diaye, m. 57), Camacho; Ettien, Kapo, Robert (Tommasi, m. 37); y Riga (Luyindula, m. 67). No utilizados: Molina, Nino, César y Descarga.
Real Madrid: Casillas; Salgado (Cicinho, m. 75), Cannavaro, S. Ramos, Roberto Carlos; Diarra, Emerson; Beckham, Cassano (Robinho, m. 46), Raúl (Reyes, m. 46); y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López, Guti, Raúl Bravo y Mejía.
Goles: 0-1. M. 16. Van Nistelrooy. 0-2. M. 26. Cassano. 1-2. M. 35. Ettien. 1-3. M. 56. Van Nistelrooy. 1-4. M. 90. Van Nistelrooy.
Árbitro: Daudén Ibáñez. Expulsó a Dehu (m. 29) por una entrada por detrás a Van Nistelrooy, y a Camacho por doble amarilla (m. 83). Amonestó a Robert, Tommasi y Emerson.
18. 677 espectadores en el Ciutat de València.
Al pragmático Capello seguro que le sirve de entrenamiento para bosquejar el estilo. En la defensa, ya se sabe: Cannavaro es el jefe, si bien se aprecian goteras en los dos laterales: cualquier tiempo pasado fue mejor para Salgado y Roberto Carlos. Capello no quiere pasatiempos en el centro del campo, de ahí que prescindiera de Guti. Dos medio centros matraca -correcto Emerson, muy desacertado Diarra- y dos medias puntas para enlazar con Van Nistelrooy. Beckham queda como un satélite por la derecha, un lanzador de pelotazos milimétricos a los tres astros más adelantados. Hay debate sobre los enganches. Raúl y Cassano en la primera parte. Robinho y Reyes, que debutaba, en la segunda. Mucho más chispeante la pareja del segundo acto. Son jóvenes y tienen velocidad y recorrido, justo lo que necesita un conjunto tan anestesiado como el Madrid en los últimos años. Cassano cumplió con su papel de agitador de la delantera madridista, además de marcar un tanto, mientras Raúl falló un gol a bocajarro que lo sumió de nuevo en la ya prolongada tristeza de su juego.
Capello le lanzó un gesto despectivo a Beckham cuando Kapo burló al inglés con un ligero toque de cintura a escasos metros del banquillo madridista. La dejadez de Beckham en la acción defensiva puso de los nervios a Capello, que no entiende que uno de sus guerreros permita pasar al adversario con tanta facilidad. Pero qué esperaba Capello. A estas alturas debería saberlo. Beckham está para otras cosas: para enviar un pase vertical de 30 metros que deje a Cassano en disposición de marcar. El italiano controló y disparó. Dos veces. El rechace del defensa le favoreció y, en el segundo remate, Cassano marcó cruzado. Premio para el recuperado Cassano, alborotador del ataque madridista. Ideólogo en la mayoría de las jugadas ofensivas, Cassano ha encontrado en Van Nistelrooy el socio ideal. Un rematador de hierro que va a agradecer el alimento que le sirva el pequeño italiano. Como en el primer gol, cuando una triangulación pergeñada por Cassano acabó en los pies de Van Nistelrooy al borde del área. El holandés se revolvió y, mientras lo hacía, ya sabía dónde iba a enviar la pelota, al palo más alejado de Cavallero.
La brecha en el marcador parecía darle al Madrid la posibilidad de tomarse la cita como un entrenamiento. Mucho más cuando Dehu completó su calamitosa actuación con un hachazo por detrás a Van Nistelrooy que le valió la expulsión. El Levante estaba hundido cuando, de repente, Ettien lo levantó de la lona con un control y un disparo inesperados con la zurda, desde la corona del área. López Caro dio entrada a Tommasi, su equipo recobró el orden y se sintió más cómodo con 10 que con 11. El gol de Ettien tuvo un valor simbólico: es el único superviviente del Levante en los últimos años, el único que aguanta la constante marea de cambios.
Capello advirtió de que Raúl no es un titular indiscutible y, en efecto, lo suplió en el descanso. También a Cassano. Entraron Robinho y Reyes. Y sí, el Madrid atacó con más frescura, tanto física como mental. Entre los dos acabaron de rematar al Levante, con la colaboración de Van Nistelrooy. El holandés es el delantero menos rebuscado del mundo. Espacio y remate. Es todo lo que busca. Como en el tercer tanto. Un centro de Reyes desde la izquierda, Beckham cabecea al centro y Van Nistelrooy baja el balón en la línea del área pequeña antes de descerrajar a Cavallero. Mérito suyo, grave falta del central rival. Impotente, el Levante se puso duro y lesionó a Salgado, sustituido por Cicinho. El brasileño perdió un balón sencillo en el centro del campo y Capello, que no le tiene ninguna simpatía, bramó en su contra. Cicinho se resarció con un buen pase cruzado que permitió a Van Nistelrooy completar su hat trick. Con un simple toque por encima de la salida de Cavallero. Rematador puro, Van Nistelrooy entró encorvado pero elegante en la Liga española.
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