Hacia una economía ecológica

Todo el mundo habla en la actualidad del coste medioambiental de los proyectos industriales. Pero pocos saben que el pionero de estas investigaciones desde el punto de visto de la teoría económica fue el alemán Karl William Kapp (Königsberg/Kaliningrado, 1910), un economista institucionalista que hubo de abandonar su país tras la llegada de los nazis y que desarrolló su obra primero en Suiza y posteriormente en Estados Unidos. Llegó a participar en la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre MedioAmbiente, la cumbre de Estocolmo celebrada en 1972, cuatro años antes de su fallecimiento.

Los trabajos de Kapp son incluso poco conocidos en la mayoría de las facultades españolas de Economía. Así que la publicación de esta obra, una selección de fragmentos del original The Social Cost of Private Enterprise (1950), viene a paliar en parte esa laguna. Una sólida y didáctica introducción a cargo de Federico Aguilera Klink, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Laguna y Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente Lucas Mallada (2004), permite a los lectores no iniciados una primera visión de las aportaciones de Kapp al pensamiento económico. Esta selección se basa no tanto en los ejemplos como en los aspectos conceptuales y metodológicos que sugirió Kapp, muchos de los cuales sólo están siendo desarrollados en los últimos años.

Kapp presenta, a lo largo de las páginas de esta selección, su análisis de las relaciones entre la economía y el medio ambiente desde una perspectiva innovadora que plantea preguntas clave y que, por consiguiente, permite comprender con claridad cuáles son las causas de los problemas ambientales y cuáles pueden ser las posibles soluciones.

Kapp va directo al quid de la cuestión que, desde su punto de vista, reside en los hábitos de pensamiento y en las reglas de comportamiento predominantes, seamos o no conscientes de ellas. Así, el autor enseña a pensar con libertad, algo que no siempre resulta fácil de aprender. El objetivo de Kapp, en definitiva, es mostrar la necesidad de un cambio en la manera habitual de ver la realidad, para lo que resulta necesario modificar los hábitos de pensamiento. Para ello, plantea dos cuestiones: que las actividades productivas de las empresas privadas generan importantes daños ambientales y sociales, debido a que los empresarios minimizan los costes privados para incrementar sus beneficios y, segunda cuestión, que el sistema económico y el sistema ambiental tienen unas interpedencias inevitables, una teoría que vino a suponer un primer paso hacia lo que hoy se conoce como una "economía de sistema abierto".

Para Kapp, el término "costes sociales" abarca todas las pérdidas, directas o indirectas, soportadas por terceras personas o por el público en general, como resultado del desarrollo ilimitado de actividades económicas. "Estas pérdidas sociales de diversos tipos", escribe, "pueden tomar la forma de daños a la salud humana, pueden hallar su expresión en la destrucción total o deterioro de los valores a la propiedad y en el agotamiento prematuro de los recursos naturales, e incluso pueden tomar la forma de daños a valores menos tangibles".

No es de extrañar, por consiguiente, que aspectos como la contaminación del agua, la utilización de los recursos renovables, las enfermedades laborales o el impacto psico-cultural de la promoción de ventas sean algunas de sus más evidentes preocupaciones. Y esgrime su mensaje corrector: "Para hacer la máxima contribución posible a los actuales problemas del crecimiento y del desarrollo económico... en lugar de ignorar sistemáticamente estos costes sociales o de considerarlos como "externalidades", el análisis económico serio deberá considerar estos fenómenos y los rendimientos sociales a ellos asociados como objeto de sus estudios teóricos y empíricos". Ese es el camino que, al fin, estamos recorriendo en estos momentos.