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Reportaje:

Un alcalde con ganas de baile

Jordi Hereu, formado en centros privados, siempre ha trabajado en el sector público

Jordi Hereu nació en Sant Gervasi, cerca de lo que un día fue el edificio del ayuntamiento ya desaparecido. Cuarto hijo de una familia de cinco en la que el padre era un empresario del sector lácteo. Estudió en un colegio privado (Sant Gregori) y se licenció en una universidad privada (ESADE), lo cual no le impidió ser de los pocos de su clase que sintiera un cierto aprecio por lo público. Sin exageraciones: lejos del liberalismo feroz y del socialismo real.

El colegio Sant Gregori fue fundado por Jordi Galí, hijo de Alexandre Galí, vinculado a la ideología que acabaría nutriendo a Convergència. El ideario fue un elemento para elegirlo. El otro, la proximidad. Sant Gregori era un colegio de talante democrático.

Los hijos de Jordi Hereu (tiene dos, de seis años el chico y nueve la niña) van a un colegio concertado. Al niño, la noticia de que su padre iba a ser alcalde de la ciudad le hizo mucha ilusión. A la chica también, pero preguntó si eso podía suponer que le vieran menos. Su mujer trabaja en la escuela pública como interina. Viven en Les Corts.

Hereu está leyendo un libro del sociólogo polaco (posteriormente profesor en Australia y Reino Unido) Zygmunt Bauman, titulado Confianza y temor en la ciudad, vivir con extranjeros. Es una reflexión sobre uno de los asuntos que en cierta medida determinan las ciudades europeas y, entre ellas, Barcelona. Antes de ese título, pasó por el éxito de ventas L'església del mar, libro de Ildefonso Falcones, en su versión traducida al catalán.

Jordi Hereu ha trabajado siempre en el sector público. Entró en el Puerto de Barcelona y luego pasó rápidamente al Ayuntamiento, como gerente del distrito de Les Corts, de donde sería concejal al ganar el acta en 1999. Les Corts, como Sarrià, es un distrito poco socialista. El partido más votado es CiU, y el PP no sale mal parado. El paso de Hereu por el distrito no hizo variar esos resultados en las elecciones de 2003. Este mandato lo estrenó como concejal de Sant Andreu y responsable de Movilidad y Seguridad. Después fue nombrado quinto teniente de alcalde y portavoz del gobierno municipal. Hoy será alcalde.

Es de carácter afable, conversador, tranquilo y prudente. Huye de los conflictos. Sus ideas suelen ser bastante pragmáticas. Escucha y modula sus posturas, pero sin mudar de criterio.

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Ser cuarto hermano marca mucho, y a Hereu lo ha marcado hasta ahora. De pequeño, cuando llegaba a casa, si había música siempre era otro quien mandaba en el tocadiscos. Así que se formó en las preferencias clásicas de los padres y en Georges Brassens y Georges Moustaki, Pink Floyd, los Beatles y los Rolling de sus hermanos mayores, incluso el Compañero presidente de Quilapayún, hasta poder disfrutar por cuenta propia de la música ochentera. Más que escuchar, a Hereu le gusta bailar, sobre todo el suelto, aunque tampoco le hace ascos al agarrao de festa major y a la salsa. En la Feria de Abril barcelonesa se le ha visto soltarse encima de uno de los tablaos. Los ritmos brasileros -como la samba de Carlinhos Brown- no le van. De los clásicos prefiere a Mahler -como Alfonso Guerra- que a Schönberg. La música pop, en cambio, la ha ido digiriendo hasta estrellarse en el hip hop.

Aunque es el máximo responsable de la emisora municipal BTV, la que está presintonizada en el televisor de su casa es TV-3. Reconoce que sus gustos cinematográficos pasan, sobre todo, por el DVD.

De pequeño fue escolta, antes de militar en el PSC. La combinación entre el escultismo y el partido en la zona de Sarrià ha resultado, al cabo, una fuente de dirigentes del Ayuntamiento de Barcelona. Hereu y Carles Martí, que se dibuja como su segundo, pero hay otra media docena de altos cargos que han salido del mismo vivero. Entre los amigos de esa conjunción, Hereu cuenta a Martí, pero también, aseguran sus allegados, a Judith Mascó y su marido.

El primer mitin político al que fue Hereu lo daban militantes socialistas del PSC-Reagrupament, una tendencia que acabó mayoritariamente en el PSC actual, pero que ha dado algunos militantes a CDC y a ERC. Ese mitin fue en La Escala, en 1976. Tenía 11 años.

Siempre le han gustado las playas poco pobladas, aunque prefiere una naturaleza domesticada más que agreste y salvaje. No practica más deporte que el tenis de mesa, aunque alguna vez juega algún partidillo de fútbol de esos que antes se llamaban de costillada y ahora de barbacoa. No va al gimnasio y, por motivos comprensibles, apenas usa el transporte público.

Cuando hoy se convierta en alcalde quizá tenga un recuerdo para un dirigente socialista que vio en él una promesa hasta decir, hace más de 15 años: "A este chico hay que cuidarlo porque alguna vez lo haremos alcalde". Fue Antonio Santiburcio, el que fue factótum del socialismo barcelonés, y con quien Hereu paseó por la ciudad.

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