En el confesonario
¡El Gobierno vasco nos ha retratado! No sé si ha salido una anatomía de Grey o un cuadro de Arcimboldo. Lo digo porque los guipuzcoanos, entre los que no sé si debería incluirme porque nací en Pamplona, aunque viva aquí, son los que más verduras y ensaladas comen. En realidad parece ser que comemos, sobre todo, verduras y hortalizas, o sea, por encima de pescados y carnes, aunque Guipúzcoa y Vizcaya es donde más gusta el pescado. En Álava prefieren la carne, claro que a la hora de un chuletón quienes se llevan la palma son mis convecinos guipuzcoanos. Lo que ya no sé es si hacía falta una encuesta para saber que en San Sebastián la gente come chistorra el día de Santo Tomás y en Vitoria caracoles y perretxikos por San Prudencio. Sí parece más preocupante que la encuesta desvele que en Bilbao no se come nada en fechas señaladas, nada especial quiero decir, por más que en general inclinen la balanza hacia el bacalao, que si destrona a la merluza en la comparación global será porque son muchos más, pues quien vaya a las pescaderías de la Bretxa se percatará de que los consumidores se decantan por la merluza, o sea, por ese pescado que se consume más bien en la forma de mediana o de pescadilla. Lo que también llama la atención es que el Gobierno vasco se preocupe relativamente por nuestra salud, ya que no incluyó en la lista de la encuesta las hamburguesas y ahí, por la parte de la comida basura, podría haber muchas sorpresas. Que tire la primera piedra quien no haya llamado a Telepizza.
Pues bien, además de estar hechos de lechuga, borraja, coliflor, tomate y langostinos de Ibarra resulta que también opinamos sobre otras cosas. Y de nuestras opiniones destaca que lo que más nos preocupa es la vivienda -tampoco había que ser un hacha de la estadística para barruntarlo, dada la carestía de la ídem- y el paro, aunque esto último debe de ser de manera un tanto teórica -a todos nos asusta el futuro-, puesto que ahí está la inmigración llevándose los puestos de trabajo que desdeñamos. En cuanto a la política, bien, parece que estamos satisfechos con la situación actual y tampoco hay que ser un genio de los análisis para descubrir que se debe a la llamada tregua. La prueba es que cuando no la había apenas la mitad de los encuestados creía que era buena (un 25 % frente al 53% actual). Y tampoco había que gastar tinta, papel y saliva para descubrir que el líder más valorado es Ibarretxe, seguramente porque ya no tiene plan y de puro discreto y desaparecido parece un mito. Claro que eso sólo demuestra que la mayoría de este país sigue pensando nacionalista sin que la encuesta aporte nada para explicar el porqué de semejante desgracia. Con lo bonito que es no ser nada, es decir ciudadano y no medio súbdito.
Pero así están las cosas, aunque el Gobierno le ha echado mucho morro a la hora de interesarse por la independencia. En vez de hacer una pregunta clara y sencilla del tipo ¿desea usted la independencia? ha montado una auténtica trampa, pues, agárrense, ha incluido en el cuestionario la siguiente perla: "Si el Gobierno español permitiese decidir libremente sobre la independencia y se realizara un referéndum a favor o en contra de la independencia, ¿usted qué votaría?" Y digo que es una perla, aunque hubiera podido decir que es una estafa o una tomadura de pelo, porque se basa en una hipótesis falsa, pero tranquilizadora, para el que responda, ya que coloca al interlocutor en una situación irreal e imposible, la de que algún día el Gobierno español ofrezca a Euskadi la independencia y la ponga a tiro de referéndum. Lo que no le ha debido de gustar ni poco ni mucho al encargante de la encuesta, uséase el Gobierno vasco, es que apenas se haya mostrado favorable a una independencia servida así en bandeja de plata un 38% de ciudadanos. Y eso después de que llevan 40 años aleccionando al respetable desde los medios de comunicación y la escuela. A la vista de tamaño fracaso hubieran debido preguntar en la encuesta si era posible hacerlo peor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.