Nuevas respuestas para viejos problemas
¿Es posible hoy entender el mundo en el que vivimos? Ella no sólo lo intenta, sino que procura que lo que va aprendiendo sirva también a otros. Los 70 libros que edita al año están elegidos con la idea de "comprender que todo está interrelacionado, desentrañar los problemas, los conflictos y sus causas. Conocer ayuda a vivir mejor porque nos permite cooperar, ser críticos y desarrollar la inteligencia". Ser editor de ciencias sociales -economía solidaria, efectos culturales de la globalización, antropología avanzada- o dar voz a las propuestas de movimientos alternativos no es el mejor camino para hacerse millonario. Tampoco se trata de arruinarse: puro equilibrio y tocar con los pies en el suelo. "Me preocupa el que nadie confíe hoy en Occidente y que aquí ignoremos que puede haber otras maneras de actuar", eso es lo que la mueve: levantar velos, tabúes, estereotipos. Ampliar horizontes.
Como publicar ensayos heterodoxos, valientes, multiculturales y rompedores desde 1988 no le bastaba para llegar al público, ahora ha instalado su editorial (Icaria) en una planta baja diáfana, sobria y bella en l'Arc de Sant Cristòfol, en el nuevo barrio que surge junto al mercado de Santa Caterina. El Espai Icària es medio librería, medio lugar donde debatir, por ejemplo, sobre La belleza y la ciencia con el químico Enzo Tiezzi que trata de juntar ciencia e intuición o la antropóloga Mary Bateson, fundadora de Abuelitas por el Futuro y una mujer que sostiene que "somos lo que estamos dispuestos a aprender".
Anna Monjo, 51 años, hija de un pequeño industrial de la burguesía media barcelonesa, ya fichaba los libros que leía en su colegio laico. "Quería estudiar Sociología pero no había, así que me fui a Historia" y se especializó en Historia Contemporánea. Se pagó ella la carrera trabajando en una editorial, "me parecía que si yo no me la pagaba no tenía libertad", dice. Su tesis doctoral, un análisis sobre el funcionamiento del sindicato CNT durante la década de 1930 y la cultura obrera y libertaria, fue publicada en 2003 -Militants- y ganó el premio Ciudad de Barcelona de ensayo. "Siempre me ha gustado entender cosas de las que no conozco", resume. No se tiene por especialista en nada, pese a haber trabajado a fondo en una investigación de historia oral y antropología social que dio como fruto otro libro (con Carmen Vega): Els treballadors i la guerra civil. ¿De izquierdas? "No me reconozco en esta etiqueta. Siempre he sido sensible a las desigualdades y creo en las relaciones colectivas y en que la suma de esfuerzos mejora las cosas. Sé que nada de este mundo me es ajeno y somos del todo interdependientes, estemos donde estemos". Así resume sus inquietudes básicas: una declaración de principios cosmopolitas y realistas. "Me inquieta pensar que no se actúa de manera inteligente, como si no se pudieran prever ciertos problemas: el del abastecimiento de agua potable, por ejemplo; el de la escasez de energía, el de la necesidad de una economía solidaria". Ella lleva años publicando diagnósticos sobre estos temas y soluciones múltiples: "En 1990 ya publicaba sobre globalización".
Para estar al día de lo que sucede en el mundo viaja con sus libros: así los promociona. Acude con ellos, desde el principio, en el año 2000, al Foro Social Mundial. "Hay que ir donde está el debate sobre el futuro. Allí ves la gente que trabaja en redes y los nuevos ejes de relaciones para comunicarse que se crean entre las comunidades más diversas. Se trata de superar una práctica colectiva deficiente". En esos foros y como participante en movimientos sociales ha observado nuevos comportamientos personales que ahora originan una nueva colección, Nadhari (Miradas en swahili), de testimonios personales: gente que habla de situaciones de las que nadie quiere hablar como los estragos del exceso de poder. La primicia de esos libros que pronto llegan a España la ha tenido Argentina.
Su colaboración con Internet es total: "Nos ha ido muy bien para difundir información, nuestra web es muy visitada". El mundo nos penetra. "¿Por qué nos damos por satisfechos con un solo modelo basado, más que en el beneficio, en la acumulación financiera del capital? Esto crea mil conflictos. Las manufacturas textiles chinas están acabando con las industrias de países africanos como Senegal. El culto a la acumulación hace perder el sentido de cooperación, habitual en las culturas tradicionales, y desplaza al ser humano del centro del interés colectivo. ¿Qué pasará dentro de 10 años?". Estas preguntas son el motor de esta exploradora de respuestas.
m.riviere17@yahoo.es
PERFIL
Barcelonesa, 51 años, historiadora, es editora, desde 1988, de libros de pensamiento crítico "que ayuden a entender lo que pasa en el mundo y aporten otras visiones". Curiosa y viajera incansable, recorre el mundo en busca de respuestas a los interrogantes que se plantean cada día a su mente inquieta. Ahora esas respuestas, en forma de libros, las ha trasladado, con Icaria, su editorial, a un espacio público, medio librería, medio centro de debate. Es un nuevo modelo de editor.
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