Sufrimiento triunfal
Pese a la lesión de Gasol, España se impone a una Argentina granítica y se proclama finalista
La entereza y la resistencia heroica frente a un rival tenaz y duro como el granito proporcionaron a la selección con más talento que ha tenido el baloncesto español una victoria que la sitúa a un paso del oro. Para doblegar a la correosa Argentina del gran Ginóbili, el equipo español tuvo que sacar a relucir el carácter, la fe y la capacidad de sufrimiento de los que no precisó en los siete partidos precedentes. Su talento y su espléndido funcionamiento colectivo le habían permitido ganarlos todos de calle, por aplastamiento. Frente a Argentina, en cambio, sufrió lo indecible. Al principio, al final y en medio. Con el agravante de que tuvo que disputar el crucial último minuto y medio sin Gasol, que se lesionó y es casi seguro que no podrá jugar el gran duelo de mañana. Pero el premio es el pasaporte para disputar la medalla de oro, No contra Estados Unidos como se preveía, sino contra la admirable Grecia. Conocido por su defensa de hierro, el campeón de Europa demostró que también sabe atacar a base de bien y coló a Anthony, James, Wade y compañía la friolera de 101 puntos. Será un durísimo adversario.
ESPAÑA 75 - ARGENTINA 74
1º CUARTO 15-21
2º CUARTO 25-17
3º CUARTO 20-18
4º CUARTO 15-18
Quedaban 18 segundos. Los argentinos tenían el balón. Los españoles decidieron no hacer falta
Más que un partido, los argentinos plantearon un via crucis. En el pecado llevaron la penitencia, pero lograron poner a España contra las cuerdas y llevarla al borde del ataque de nervios hasta el último segundo. Fueron ellos quienes tuvieron la última palabra. Pero el tiro de Nocioni no entró y Rudy Fernández capturó el rebote de su vida. Entre medias sucedieron mil y una cosas, pero casi todas tuvieron mucho que ver con lo más turbio, áspero y conservador del baloncesto. Si los júniors de oro y sus compañeros necesitaban demostrar que han llegado a la edad adulta, no podían someterse a un examen mejor, a falta de lo que depare Grecia.
El final fue de infarto. Con Gasol retorciéndose de dolor en el banquillo y toda la cuadrilla maldiciendo el penúltimo tiro libre de Calderón, escupido por el aro, el quinteto español se arremangó y tomó una decisión capital, la más trascendente en muchos años. Ganaba España por un punto. Quedaban 18 segundos. Argentina, que se pasó el último cuarto con la lima en la mano rascando punto a punto los nueve que llegó a ir en desventaja, tenía la posesión de la bola. Se decidió en el banquillo español que no se iba a cometer falta para recuperar el balón. Se trataba de hacer valer ese punto defendiendo hasta las últimas consecuencias. Los argentinos llevaron la pelota al ángulo izquierdo de su ataque. Nocioni se levantó y efectuó un tiro defectuoso. La bola tocó en el aro. Quedaban todavía un par de segundos. Pero Rudy recogió el rechace entre un mar de brazos y España selló su clasificación.
Los argentinos fueron fieles a lo que habían pregonado: un partido cerrado, con toda la tralla defensiva posible. Sabían de antemano que el talento de esta generación española pesa más que el suyo, y eso que es considerable y les ha dado el título olímpico y el subcampeonato del mundo. Pero esa idea planeó de manera constante sobre el desarrollo de los acontecimientos. Con un Pepe Sánchez fenomenal en la dirección, tomaron las riendas. No les importó cometer faltas a mansalva e interponerse a cualquier precio para evitar las transiciones y la circulación rápida del balón que le encantan a España. Oberto se las tuvo tiesas con Gasol. Calderón no logró enchufar el turbo y Navarro se quedó más seco que nunca. El resultado fue que, tiros libres al margen, la primera canasta española tardó seis minutos en llegar. Los argentinos dominaron el rebote, especialmente el ofensivo, al que acudieron como fieras. Con Ginóbili como referente ofensivo y a base de triples, abrieron una brecha notable: 7-18.
La incorporación de Sergio Rodríguez supuso un soplo de aire fresco para el equipo español. Se teme a veces el exceso de revoluciones del base canario. En esta ocasión subió un grado la velocidad del equipo y le dotó de una mayor capacidad ofensiva. Los suramericanos empezaron entonces a notar el peso de las faltas. Su técnico tuvo que preservar durante bastantes minutos a Oberto y acabó perdiendo a Delfino. Garbajosa y Gasol se impusieron netamente a los pívots contrarios, en especial cuando entró en escena Wolkowyski, un gigante con registros muy limitados. España logró por fin abrir una brecha importante. Estuvo por delante desde que le dio la vuelta a la tortilla en el minuto 15 (31-30). Logró escaparse varias veces. Pero Navarro seguía sin ver aro y los argentinos continuaban robando balones y dándole cuerda al talento resolutivo de Ginóbili. Los argentinos hacían la goma. España pareció entrar en el último tramo con alguna tranquilidad (65-59), pero sus contrincantes le pusieron el más alto precio a la final. Ganó España en la agonía, por un punto. Bastó. El triunfo vale como nunca. Pero ahora falta el remate en la final de mañana frente a Grecia.
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